Este año asumió la presidencia de Delfín, un desafío que marca una nueva etapa en su vida profesional. Ahora desde el ámbito dirigencial y lejos de los días en los que brillaba como goleador en las canchas de fútbol.
En sus propias palabras, Graziani reconoce que el rol de presidente implica una responsabilidad completamente diferente a la de ser futbolista. “Antes solo me dedicaba a jugar y no tenía que preocuparme por los temas económicos, ahora como presidente tengo que estar pendiente de todo y buscar los recursos para tener el equipo en orden”, expresó el exdelantero.
Este cambio de enfoque le exige gestionar temas administrativos, buscar financiamiento y velar por el bienestar integral del equipo. El exfutbolista manifestó que, si bien los resultados no se han dado como esperaba, tiene confianza en que las cosas mejorarán. «Se han contratado varios jugadores y con eso esperamos que las cosas mejoren», dijo el directivo, optimista ante los retos que enfrenta Delfín en la presente temporada.
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La pasión de Graziani por el fútbol se mantiene intacta, pero ahora sus esfuerzos se enfocan en liderar y fortalecer el proyecto deportivo del equipo mantense. Su experiencia como jugador de clubes grandes como Aucas, Emelec, Barcelona y Liga de Quito, tanto en Ecuador como en Argentina, Perú, México y Estados Unidos, le brinda una visión amplia y estratégica para afrontar el cargo.
El cariño que recibe Ariel Graziani
Graziani también es recordado con cariño por los hinchas ecuatorianos por su paso por la selección nacional, con la que disputó 34 partidos, destacándose como goleador y campeón de la Copa Canadá 1999. Su debut con la Tricolor fue el 2 de abril de 1997, en un partido eliminatorio frente a Perú en Lima, camino al Mundial de Francia 1998. Con 15 goles, es el séptimo máximo goleador en la historia de la selección ecuatoriana.
Aunque su presente lo mantiene ocupado con las tareas dirigenciales, Ariel disfruta de la vida en Manta. El argentino nacionalizado ecuatoriano se siente a gusto en la ciudad, apreciando sus playas y, sobre todo, los mariscos, que considera indispensables en su dieta.
“Platos favoritos no tengo, pero después de que tengan mariscos, es suficiente”, comentó con una sonrisa. Además, destaca la amabilidad de la gente mantense, siempre dispuesta a ayudar.
La historia de Graziani es un ejemplo de transformación y adaptación. Su determinación como goleador lo llevó a triunfar dentro del campo, y ahora, desde la dirigencia, busca consolidar un legado de éxitos para Delfín y su hinchada.
Sus años como futbolista le han enseñado el valor de la disciplina, la pasión y el trabajo en equipo, principios que hoy aplica desde el escritorio presidencial para llevar a Delfín a lo más alto del fútbol ecuatoriano.