El 16 de abril del 2016 (16-A) un terremoto de 7,8 grados que afectó a cantones como Portoviejo, causó el fallecimiento de su hija Cecibel.
También murieron su yerno Fabricio y su nieto Jean Pierre de apenas 9 años.
Ellos quedaron bajo los escombros de un centro comercial. Otros dos nietos lograron sobrevivir.
Desde ese tiempo Yesenia Flores, quien se dedicaba al comercio, quedó con los nervios crispados.
Cuando va terminando marzo cada día que pasa es como si le clavaran agujas en los huesos.
“No me gusta el mes de abril, me trae muy tristes recuerdos”, expresó entre lágrimas, y agregó que aunque es una mujer de fe cristiana, respeta los designios de Dios.
Ella necesitó dos años de asistencia psicológica para salir adelante, sobre todo para ver por sus nietos que quedaron a su cuidado.
Contó que las crisis de ansiedad le dejaron como secuela que se olvida de las cosas. “Tengo que anotar para no olvidarme”, dijo.
Como ella, en este mes de aniversario del fatídico sismo que azotó Manabí, muchas personas se ponen tristes.
Otras están aún temerosas, a la defensiva y prefieren que nadie hable del terremoto del 16-A.
La mayoría de personas afectadas no han querido pronunciarse, sobre todo quienes aún tienen secuelas físicas.
Una mujer, quien perdió una pierna producto del terremoto del 16-A indicó que estas fechas le recuerdan todo lo negativo que ha vivido.
Ella y otras personas aseguran no estar listas para dar entrevistas. Aún en ellas vive el recuerdo de aquel día.
Apoyo de un experto
Pedro Saldarriaga, psicólogo clínico, catalogó de normal dicha actitud de quienes pasaron por un momento traumático.
Especialmente quienes perdieron algún familiar o perdió alguna parte de su cuerpo.
El experto comentó que los temas emocionales deben de ser tratados con igual interés que los físicos o económicos.
Añadió que aún recibe en consulta a personas afectadas por el sismo.
Saldarriaga mencionó que las personas que pasaron por una situación adversa deben buscar atención psicológica.
También mencionó que quienes están en el entorno de las personas afectadas emocionalmente deben evitar tres situaciones.
No deben hacer preguntas de lo ocurrido, no deben juzgar y tampoco contar secretos de lo ocurrido.