La ordenanza, aprobada hace casi cuatro años y reglamentada en 2022, tipifica el abandono como infracción muy grave, con multas de $940 a $2.350 y 72 horas de servicio comunitario. Sin embargo, su aplicación es limitada, según Marco Holguín, de la Fundación Ángeles Silenciosos, quien reporta 100 denuncias en tres años, siendo el abandono el caso más recurrente.
Holguín señala que las colonias de gatos en espacios públicos y refugios son evidencia de esta problemática. “Desde que la fundación tomó la iniciativa hace dos años, se ha intentado aplicar la norma, pero falta más acción”, afirmó. Por su parte, el municipio apuesta por campañas de concienciación. María José Sornoza, coordinadora de Sostenibilidad Ambiental, explicó que está activa una estrategia comunicacional para promover la tenencia responsable.
Además, se trata de controlar la proliferación de animales sin hogar con jornadas de esterilización. La primera de este año está prevista para este mes, con una atención para 240 perros y 120 gatos. La campaña está en proceso de adjudicación a una veterinaria local por 7.200 dólares, se informó.
Las colonias de gatos se multiplican en Portoviejo
Sornoza admite que la proliferación de animales callejeros, especialmente por abandono, es un reto. Aunque no existe un registro oficial, se estima que hay 12 colonias de gatos en la ciudad. Sobre las denuncias, indicó que se han recibido varias, pero no detalló cifras, solo que un caso está en proceso sancionador. Activistas como María Ibarra critican esta respuesta, recordando casos de mascotas muertas por abandono sin castigo.
Uno de los casos más alarmantes ocurrió a inicios de este año en el sitio Estancia Vieja, de Colón, donde 18 animales (12 perros y 6 gatos) fueron envenenados. Algunos tenían hogar, pero todos fueron hallados muertos en un camino de tierra. La investigación sigue en curso para identificar al responsable, según fuentes oficiales.
La norma municipal clasifica el abandono animal como infracción grave, con sanciones económicas y servicio comunitario. Sin embargo, la falta de socialización efectiva y de sanciones visibles limita su impacto, dejando a Portoviejo frente a un desafío que requiere más que campañas para proteger a su fauna urbana.