Un estudio científico y expertos, liderados por el neurólogo pediátrico Roshan Hariramani, confirmaron que el azúcar no causa hiperactividad en niños, aunque su consumo excesivo genera otros problemas de salud. La investigación, publicada por Infosalus, se basa en un meta-análisis de 1995 y busca aclarar mitos sobre la alimentación infantil.
No existe evidencia científica que vincule el consumo de azúcar con la hiperactividad infantil, según un meta-análisis de 1995 publicado en la revista JAMA. Este estudio revisó múltiples investigaciones y concluyó que el azúcar no afecta significativamente el comportamiento ni el rendimiento cognitivo de los niños. Hariramani, en entrevista con Infosalus, explicó que la percepción de hiperactividad suele estar influenciada por contextos emocionales, como fiestas o reuniones, donde los niños están más excitados. Este fenómeno se conoce como sesgo de expectativa, donde los padres asocian erróneamente el consumo de dulces con un comportamiento inquieto.
A pesar de no causar hiperactividad, el azúcar tiene efectos en el cerebro. Al consumirse, se convierte en glucosa, la principal fuente de energía cerebral, y activa el sistema de recompensa, liberando dopamina. Esto genera placer y puede explicar por qué los niños piden más dulces, sin que ello se traduzca en un comportamiento hiperactivo.
Riesgos reales del consumo excesivo de azúcar
El consumo excesivo de azúcar está asociado a problemas de salud significativos. Según expertos, una dieta alta en azúcares añadidos aumenta el riesgo de caries dentales, obesidad y deficiencias nutricionales, ya que los alimentos azucarados suelen desplazar opciones más nutritivas. En menores, el consumo prolongado de azúcar puede generar problemas de aprendizaje y memoria, según estudios citados por Infosalus. Además, dos de cada tres lactantes y casi todos los niños consumen azúcares añadidos, lo que eleva la preocupación sobre los hábitos alimenticios desde la infancia.
Los especialistas recomiendan limitar los azúcares añadidos a menos de 25 gramos diarios para niños de 2 a 18 años, según pautas de 2016. Priorizar frutas y alimentos naturales es una alternativa saludable para satisfacer antojos dulces.
Recomendaciones para padres
Para moderar el consumo de azúcar sin recurrir a prohibiciones estrictas, Hariramani sugiere varias estrategias prácticas. Entre ellas, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, fomentar hábitos saludables desde la infancia y permitir dulces de forma ocasional en contextos sociales para evitar el efecto de “fruta prohibida”. Estas medidas buscan equilibrar la dieta infantil y prevenir los riesgos asociados al azúcar.
La educación alimentaria es clave. Los padres deben enseñar a los niños a elegir opciones saludables y entender el impacto de los azúcares añadidos. Este enfoque, según los expertos, es más efectivo que las restricciones absolutas, que pueden generar atracción por los alimentos prohibidos.
Contexto y relevancia del azúcar
El mito del “subidón de azúcar” surgió en la década de 1970, popularizado por el pediatra Ben Feingold, quien sugirió un vínculo entre el azúcar y la hiperactividad. Desde entonces, múltiples estudios, como el de la Universidad de Vanderbilt en 1995, han desmentido esta creencia. Sin embargo, la percepción persiste entre los padres debido a la asociación cultural entre dulces y comportamientos activos. La Organización Mundial de la Salud también advierte sobre los efectos negativos del azúcar en la salud global, lo que refuerza la importancia de abordar este tema con información verificada.