Portoviejo sufre este año deslizamientos recurrentes desencadenados principalmente por fuertes precipitaciones. Agustín García, ingeniero geólogo y técnico de la Dirección de Riesgos, Sostenibilidad Ambiental y Cambio Climático de Portoviejo, explica los factores que contribuyen a las zonas de riesgo, destacando la influencia de la mala ocupación del suelo y la deforestación. Actualmente, entre 200 y 300 hectáreas, principalmente en áreas urbanas, registran incidencias por deslizamientos.
¿Qué características tiene el suelo de Portoviejo y cómo se relaciona con las emergencias por deslizamientos?
En Portoviejo predominan suelos arcillosos y limosos de una formación geológica que se llama Formación Tosagua, con dos litologías principales: Lutitas Blancas y Lutitas Chocolate. Ambos son expansivos, es decir, al contacto con el agua se expanden, entonces el suelo pierde cohesión y se vuelve inestable, generando deslizamientos. Esta formación no solo está en el cantón, sino en varias partes de la provincia.
¿Qué factores han desencadenado los deslizamientos recientes en la capital manabita?
Los deslizamientos tienen factores condicionantes, como el tipo de suelo, también influye la parte entrópica, los asentamientos irregulares y el tema de la deforestación. Además hay factores desencadenantes, principalmente las fuertes precipitaciones. Este año, el fenómeno de La Niña Modoki ha intensificado las lluvias, aumentando la incidencia de estos eventos.
¿Qué proporción de la ciudad está en riesgo de deslizamientos?
Según nuestra base cartográfica, entre 200 y 300 hectáreas del cantón han registrado incidencias de deslizamientos. Tenemos zonas clasificadas en riesgo bajo, medio y alto, aunque no puedo precisar los valores exactos por nivel. Las áreas de riesgo medio y alto son donde se están produciendo la mayoría de los eventos.
¿Cuáles son las zonas más afectadas en Portoviejo?
Las zonas de alto riesgo incluyen la parroquia Andrés de Vera, especialmente en las colinas de Libertad 2 y El Florón; también en la Francisco Pacheco, con sectores como Subidita del Cielo, El Progreso y Fátima; además de San Pablo, la ciudadela Briones y Che Guevara. Estas áreas presentan movimientos en masa recurrentes.
El alcalde Javier Pincay ha propuesto demoler casas en zonas de riesgo. ¿Esto podría ayudar a mitigar el problema?
Sí, la demolición puede facilitar intervenciones como obras estructurales (muros) o no estructurales, como reforestación y soluciones basadas en la naturaleza. Estas medidas estabilizan el suelo, mejoran la sostenibilidad ambiental y contribuyen a mitigar el cambio climático.
La deforestación se ha agudizado en la última década. ¿Qué tan grave es la situación?
Entre 2014 y 2024, la deforestación en el cantón aumentó un 200%, afectando unas 100 hectáreas, incluidas zonas protegidas. En total, las áreas de protección abarcan más de 500 hectáreas, pero muchas han sido gravemente deforestadas, especialmente en zonas urbanas, donde los deslizamientos son más evidentes.
¿Cuánto tiempo tomaría reforestar estas áreas para estabilizar el suelo?
La reforestación es un proceso complejo. Depende de la aptitud del suelo, la disponibilidad de especies arbóreas y el enfoque elegido. Algunos expertos sugieren permitir la autorreforestación natural para que el ecosistema se equilibre solo, mientras que la intervención humana podría acelerar el proceso, aunque recuperar áreas gravemente deforestadas tomará años.