En el mensaje del comandante del Ejército, general Iván Vásconez Hurtado, al ser relevado de sus funciones antes de cumplir un mes en el mando, señala: “A nuestros soldados que están en operaciones garantizando la seguridad de los ciudadanos, quiero expresarles mi reconocimiento. Su valor, disciplina y compromiso con la Patria nos llenan de orgullo. Mantengan la calma, actúen con firmeza y humanidad, y recuerden que el Ejército es por y para el pueblo. ¡Orgulloso de ser su comandante!”.
El general Luis Altamirano, excomandante y académico reconocido, acotó el siguiente comentario: “Siempre estaré de acuerdo con estas reflexiones. Los soldados nos debemos a la nación. Saludo la coherencia y valentía del general Iván Vásconez frente a un gobierno sin alma. Su salida anticipada del mando del Ejército se debió a su posición de respetar los derechos humanos y actuar en el marco de la ley. No a los deseos de quienes usan el poder en su beneficio. Las armas de las Fuerzas Armadas del Ecuador no pueden ser manchadas con la sangre del pueblo. ¡La vida ante todo!”.
Estas declaraciones recuerdan un célebre pensamiento del Libertador Simón Bolívar, quien escribió: “Maldito sea el soldado que vuelve sus armas contra su pueblo”. El general José de San Martín decía al respecto: “La Patria no hace soldados para que la deshonren con sus crímenes”. Y tenían razón, porque las Fuerzas Armadas surgieron no solo para precautelar la soberanía nacional, sino también para defender a la sociedad y su desarrollo independiente.
Las Fuerzas Armadas del Ecuador han tenido páginas memorables en esta línea desde su fundación moderna con Eloy Alfaro. Estuvieron presentes en 1925 para liberar a la ciudadanía de gobiernos electos por una bancocracia voraz que se mantenía en el poder mediante fraudes electorales escandalosos. Defendieron, en las más duras condiciones, la integridad territorial. Protegieron las 200 millas de mar territorial desde la década de 1950 y capturaron numerosas embarcaciones piratas, sobre todo durante los gobiernos de Velasco Ibarra y Arosemena Gómez. En gobiernos militares se expidieron las dos leyes de reforma agraria, en 1964 y 1973. Durante el régimen del general Guillermo Rodríguez Lara se fortalecieron las empresas públicas estratégicas, con beneficiosas concepciones nacionalistas.
En la Constitución de 2008, en su artículo 158, se determina en el segundo inciso: “Las Fuerzas Armadas tienen como misión fundamental la defensa de la soberanía y la integridad territorial”. El inciso siguiente reza: “La protección interna y el mantenimiento del orden público son funciones privativas del Estado y responsabilidad de la Policía Nacional”. También señala este artículo que las Fuerzas Armadas “se formarán bajo los fundamentos de la democracia y de los derechos humanos, y respetarán la dignidad y los derechos de las personas sin discriminación alguna (…)”.