La investigación “La groenlandificación de la Antártida”, publicada en la revista Nature Geoscience por expertos del Instituto Danés de Meteorología (DMI), concluye que la dinámica del hielo en la Antártida se asemeja cada vez más a la de Groenlandia. El derretimiento es acelerado, hay colapso de plataformas de hielo y pérdida de masas heladas hacia el mar. Esto tendrá un impacto directo en el nivel del mar global.
Un cambio en la percepción de estabilidad
Durante décadas, la comunidad científica consideró a la Antártida más estable que el Ártico. Sin embargo, el panorama actual muestra un rápido retroceso del hielo marino y temperaturas al alza. Hay una aceleración de flujos de hielo y el agua de deshielo penetra en grietas, facilitando el desprendimiento de glaciares.
La autora principal, Ruth Mottram, del Centro Nacional de Investigación Climática (NCKF) del DMI, explicó que lo que antes se estudiaba en Groenlandia ahora es un fenómeno “cada vez más relevante” en el continente antártico. Este continente representa el mayor potencial de aumento del nivel del mar en el planeta.
Los datos indican que, aunque desde la década de 1990 la Antártida ha contribuido con unos 7 milímetros al nivel del mar —dos tercios de lo aportado por Groenlandia en el mismo período—, el riesgo es mayor. Esto se debe a que el continente austral contiene mucho más hielo que el Ártico.
Diferencias polares, consecuencias globales
Las regiones polares son diferentes en su configuración geográfica. El Ártico es un océano cubierto de hielo marino, rodeado de continentes. Mientras que la Antártida es un continente helado rodeado de océano.
Si la capa de hielo de Groenlandia se derritiera por completo, el nivel del mar aumentaría alrededor de 7 metros. En el caso de la Antártida, el potencial supera los 50 metros. Incluso la pérdida de zonas más vulnerables, como la Antártida Occidental, podría elevar el mar varios metros. Este escenario preocupa a países con costas bajas.
Para Dinamarca, situada cerca de Groenlandia, el derretimiento de esta última no supone un aumento tan marcado del nivel del mar local. Sin embargo, el deshielo antártico, por su ubicación en el hemisferio sur, tiene un efecto amplificado sobre regiones lejanas. Genera un mayor incremento en el mar danés que el provocado por Groenlandia.
Tecnología para medir el deshielo
Los investigadores basaron sus conclusiones en una combinación de tecnologías avanzadas. Satélites como GRACE y GRACE-FO detectan cambios en el campo gravitacional y en la elevación de la superficie. Esto permite estimar la pérdida de hielo.
Al mismo tiempo, los escáneres de radar y láser rastrean la velocidad de los flujos de hielo. Además, boyas oceánicas y barcos recogen datos sobre temperatura y salinidad de las corrientes marinas que derriten el hielo desde abajo.
Estos registros se integran en modelos climáticos que combinan datos atmosféricos, oceánicos y de dinámica glaciar, ofreciendo proyecciones de escenarios futuros.
Un problema distante con efectos inmediatos
Aunque la Antártida pueda parecer un escenario lejano, las consecuencias de su deshielo son globales. Afectan de manera directa a la vida costera en todo el mundo. Para países con ciudades densamente pobladas en litorales bajos, como Dinamarca, los cambios en el continente blanco representan un desafío de largo plazo. Determinarán tanto la magnitud como la velocidad del aumento del nivel del mar.
“Utilizamos las experiencias de Groenlandia como un laboratorio para entender lo que ocurre en la Antártida. Desafortunadamente, nuestros aprendizajes se vuelven cada vez más aplicables al sur”, afirmó Mottram.
Los expertos coinciden en que el futuro de la Antártida definirá en gran medida el impacto del cambio climático sobre el nivel del mar. Los efectos se extenderán durante décadas e incluso siglos.