El trialismo dentro de NA (Narcóticos Anónimos) es un hecho basado en la experiencia práctica y realista. La enfermedad de la adicción mantiene tres dimensiones: física, mental y espiritual. Además, cada parte establecida, en conjunto, arrastra al adicto a tres lugares invariablemente.
Aunque uno de mis filósofos favoritos es dualista, también utilizó una división tripartita en cuanto al alma; estoy hablando de Platón, quien dividió una parte del alma (psique) como racional, lógica, de conocimiento, y que reside justo donde está el cerebro, en la cabeza. ¿Acaso no se esta refiriendo a la mente? Por otro lado, Aristóteles (aunque más unitario, reconoce materia y forma), dentro de sus clases de alma, explica que nosotros tenemos un alma que es racional, es decir que razona y que puede pensar; como ven: nuevamente volvemos a la parte mental al referirnos al “alma”.
Ya los griegos antiguos hablaban de un cuerpo (soma), un alma (psique) y un espíritu (neuma); es decir, tres partes o dimensiones que conforman a los seres humanos. “soma” es el cuerpo físico material; “psique” es un termino griego para “alma”, pero puede también significar “mente” y es inmaterial; mientras que “neuma” significa ese espíritu divino, aliento, soplo o aire vital que proviene de lo alto.
En la Primera Carta a los Tesalonicenses 5,23 se dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” ¿Por qué se menciona al alma y al espíritu como algo aparte y distinto? Si nos percatamos en el anterior versículo bíblico, podemos palpar que se hace una diferencia explícita entre el alma (o mente) y el espíritu.
Vale recalcar que los tres componentes (soma, psique y neuma) tienen una interrelación profunda, es decir, están estrechamente vinculados los tres el uno al otro. Aun así, es muy común encontrar al modelo clásico antropológico del ser humano, me estoy refiriendo al dualismo fuerte presente en los libros de Agustín de Hipona o, también en los libros del (más unitario) Tomás de Aquino. En cualquiera de los dos se nos habla de que el ser humano está formado por un cuerpo y un alma. No obstante, también en la Carta a los Hebreos 4,12 se nos dice que “la palabra de Dios es viva y eficaz… y penetra hasta partir el alma y el espíritu”, ¿Acaso alma y espíritu no son lo mismo?
Pues este es otro momento en que observamos una distinción bíblica y expresa entre el “alma” (mente que integra la memoria y el intelecto) y el “espíritu” (soplo divino).