El aire huele a vainilla que flota desde una vela encendida en la mesita de la sala. La casa de Scarllet, en un barrio tranquilo de Manta, es acogedora: paredes blancas salpicadas de fotos enmarcadas, almohadones sobre el sofá y una planta esquinera que a primera vista parece real, pero es de plástico. Scarllet, de 25 años, abre la puerta con una sonrisa cálida. “Pase, tome asiento, me dicen que quiere saber sobre OnlyFans; ¡uf! Hay mucho que hablar, es como un mundo aparte eso”, dice y apenas sonríe.
Scarllet tiene el cabello castaño que cae en ondas sobre los hombros. Usa lentes de marco fino y tiene unos labios muy finos y una sonrisa que despierta fantasías en OnlyFans. Tiene esa belleza natural, de rasgos suaves pero definidos, que no necesita maquillaje para destacar.
Scarllet lleva tres años en OnlyFans, una plataforma que, desde su creación en 2016, se ha convertido en un fenómeno global. Lo que comenzó como un espacio para que creadores monetizaran su contenido —desde recetas hasta rutinas de ejercicio— explotó en 2020 al abrir sus puertas al contenido para adultos.
Hoy, OnlyFans es un universo paralelo donde conviven desde actores porno, influencers, cantantes, hasta personas como Scarllet: jóvenes que, sin experiencia previa en la industria, han encontrado en la plataforma una forma de independencia económica y, en algunos casos, de exploración personal.
“Empecé por necesidad, pero me quedé por libertad”, confiesa Scarllet mientras se acomoda en el sofá, cruzando las piernas. Hace tres años, trabajaba en una tienda de ropa, atrapada en turnos interminables que apenas le dejaban para cubrir sus estudios. “Un día, una amiga me habló de OnlyFans. Me dijo que podía ganar en un mes lo que me llevaba medio año en la tienda. Pensé que era una locura, pero lo investigué. Y aquí estoy”, agrega.
Scarllet gana entre 2.000 y 3.000 dólares al mes, dependiendo de la cantidad de contenido que suba y las interacciones con sus suscriptores. OnlyFans se queda con el 20% de sus ingresos, una comisión que, según ella, “es justa por lo que la plataforma ofrece”.
Su cuenta tiene un costo mensual de 9,99 dólares, aunque también ofrece contenido exclusivo por pagos adicionales que van desde 5 hasta 50 dólares. “A veces me piden cosas muy específicas: un video bailando con cierta ropa, fotos en un escenario concreto o incluso charlas largas por mensaje. Hay de todo, desde lo más sensual hasta lo más común”, explica.
Su contenido es una mezcla de fotos y videos sugerentes: sesiones en lencería cuidadosamente elegida y poses que resaltan su figura. “Quiero que sea sensual. Que quien lo vea sienta algo más que solo deseo”, señala.
Scarllet saca su teléfono, muestra una foto reciente: está frente a un espejo, con un body negro que abraza sus curvas y deja ver sus muslos blancos. “Esta fue una de las más populares. Es la foto de gancho, la que se usa para atraer a los seguidores”, dice y sigue deslizando sus dedos pasando fotos en la galería: más lencería, más poses, más sensualidad. “Luego, cuando ya muerden el anzuelo, te escriben por interno y te piden más fotos, con menos ropa. Quieren que les muestres algo, pero para eso tienen que pagar”, señala.
La plataforma permite a los suscriptores interactuar directamente con los creadores, lo que genera un vínculo peculiar. Scarllet recibe mensajes de todo tipo: desde cumplidos que la hacen sonreír hasta peticiones extravagantes. “Una vez me pidieron que grabara un video comiendo fresas en cámara lenta. No era sexual, pero era… raro. Lo hice y pagaron bien”, revela.
Las controversias de OnlyFans
Sin embargo, no todo en OnlyFans es tan sencillo como subir fotos y recibir pagos. La plataforma ha estado en el ojo del huracán por casos que han desatado debates sobre los límites del contenido y la salud mental de sus creadores.
En 2024, la influencer Lily Phillips generó titulares al acostarse con 101 hombres en un día, un acto que presentó como un “entrenamiento” para superar el récord de la actriz porno Lisa Sparks, quien en 2004 tuvo relaciones con 919 hombres en 24 horas.
Meses después, otra creadora, Bonnie Blue, elevó la cifra a 1.057 hombres en 12 horas. Estos episodios han alimentado la percepción de que OnlyFans es un terreno donde los excesos y la presión por destacar pueden llevar a decisiones extremas.
Scarllet, sin embargo, se mantiene al margen de esas controversias. “Cada quien decide hasta dónde llegar. Yo tengo mis límites, y no los cruzo por más dinero que me ofrezcan”, dice. Sus sueños van más allá de la plataforma: quiere ahorrar para abrir un negocio, aún no sabe cuál. “OnlyFans me ha dado la libertad de soñar en grande, pero también me ha enseñado a protegerme. No todo el mundo entiende esto, y está bien. Yo sé quién soy”, expresa.
Sexualidad virtual
El mundo de OnlyFans es intergeneracional, multirracial, millonario. El año pasado movió 7,9 mil millones de dólares. Es un supermercado de cuerpos, caricias virtuales, exhibición y voyeurismo. En Ecuador, creadores con Kike Jav y Tamy Rivera manejan cuentas de algunas chicas que no bajan de los 10.000 dólares mensuales.
Existe en este lugar de todo un poco. Hay los típicos usuarios que llegan allí por morbo, otros que buscan complacer sus fantasías y también aquellos esposos, padres de familia, ciudadanos modelos que buscan algo distinto, a veces solo un buen trato
“Tenemos un tipo de clientes, que son los esposos, gente que tiene su familia, pero que encuentran en esta plataforma una amante virtual, alguien que los trata bien, bonito”, señala Marcos, 35 años, especialista en redes sociales, community manager, marketero; un artesano del internet.

Marcos está aquí para mostrar cómo funciona el “Only”. Él conoce todo de este mundo, maneja las páginas de algunas influencers y modelos.
“Lo primero que debes saber es que no cualquiera hace plata en esta plataforma. No es que te abres una cuenta y ya empiezas a facturar”, comenta. Dice que para hacer dinero primero debes ser conocido. Es decir: ser una influencer conocida en redes sociales, o ser una modelo, una cantante, alguien famoso que la gente quiere ver desnudo, en su intimidad.
Entonces viene el truco. Desde las otras redes sociales (Facebook, Instagram, X, etc) donde tienes tu nicho de seguidores los envías a OnlyFans y empiezas a ganar suscriptores.
“Hay dos formas de ganar dinero: los suscriptores que pagan un valor mensual por ver tu perfil y parte de tu contenido y el pago por ver que es cuando envías videos y fotos íntimas para que el cliente las descargue luego de pagar un valor”, explica.
Los mensajes en la plataforma
Marcos saca su computadora para iniciar un recorrido por el mundo de la página azul y lo primero que hace es mostrar uno de los perfiles que administra. La mujer en la foto, dueña del OnlyFans, tiene una belleza exótica. Es morena, imponente, unos 80 kilos de carne en un cuerpo alto. Las piernas rotundas, piel brillante, ojos grandes oscuros. Luce un bikini diminuto, o el bikini la luce a ella, es lo mismo. Está en una tina de baño, mojada, rodeada de espuma. Posando eróticamente y mirando la cámara con sensualidad para hacerle creer a su cliente que es a él a quien está observando. Bajo esta foto hay una conversación entre ella y su cliente:
-Hola bebé, estoy lista.
-Tremendo mujerón, le contesta el hombre.
-Gracias cariño- dice la mujer y luego envía otra foto con menos ropa. Un regalo que más bien es un enganche. A continuación escribe:
-Me dices si nos ponemos calientes, bebé- y un pack de fotos está listo por un valor de 30 dólares.
Al otro lado del mundo, en algún país, el cliente no puede ver las fotos si no paga. Y es así, esta vez no lo hace, pero le deja una propina de 5 dólares, muestra de su interés.
-Buuu, veo que no me quieres ver desnuda, le dice la mujer.
-Tengo problemas con mi cuenta, por eso no descargo las fotos- le responde.
-Está bien, mi amor, estoy aquí para ti, para lo que quieras. Las palabras van acompañadas de una foto sin ropa.
El cliente responde con una propina de 10 dólares.
Ella le envía un video desnuda haciendo poses. Él no lo puede ver hasta que pague 50 dólares , pero al final, lo hace, ha caído. Luego de ver el video le contesta con palabras fogosas, diciéndole lo que le haría si la tuviera en su cama y haciéndole promesas del mejor sexo de su vida. La conversación es más larga. De allí en adelante sube de tono.
“Este cliente, al final del día terminó gastando 230 dólares en ella. Todo a través de una conversación que duró unos tres días, por la diferencia de horarios entre países”, cuenta Marcos.
Los secretos guardados en su computadora se siguen revelando. Hay diálogos con todo tipo de hombres, diferentes idiomas y nacionalidades. Árabes que ofrecen pagarle el viaje a las chicas para que estén un par de noches con ellos, otros que dicen ser millonarios y cerrarles el OnlyFans para que sean solo de ellos. Hay también diferentes gustos y fetiches. “Una vez un cliente le pidió a la chica que saliera a la calle y se enlodara los pies, luego quería que se tomara una foto y se la enviara. Por eso pagó 60 dólares. Otro pidió fotos de los dientes. Quería que se metiera el celular a la boca y le enviara fotos de sus dientes. Eso es todo y así lo hizo y ganó 50 dólares”, expresa.
Una trabajo rentable
El mundo del OnlyFans puede ser rentable. Una de las chicas a las que Marcos les maneja el perfil puede llegar a facturar 8.000 dólares al mes. La mayoría de ellas no muestra su contenido en Ecuador, sino en otros países.

La plataforma tiene la opción de elegir en qué país te quieres mostrar y en cuál no. Ellas hacen eso para evitar que sus videos y fotos rueden en otras redes sociales y grupos de WhatsApp en el país. “En Ecuador es común que la gente pague por el video, pero luego lo comparte con amigos. Eso es lo que quieren evitar ellas. En otros países es menos común aquello”, señala Marcos.
Scarllet, por ejemplo, dice que tiene habilitada esa opción. Su contenido no está disponible en Ecuador porque ya una vez se filtró un video suyo y lo vio en grupos de contenido sexual en Telegram. “Lo primero que pensé es que no lo vea mi mamá, pensé en retirarme de esto, pero luego seguí adelante, es una oportunidad para ganar dinero y quiero aprovecharla”, señala, mientras en su celular suenan algunas notificaciones. Scarllet las mira, inmediatamente abre su computadora. Dice que es un suscriptor de Only Fans. Le está pidiendo algo más íntimo, un video desnuda tal vez. Scarllet tiene muchos guardados en una carpeta. Contenido que ya ha creado. Lo sube y condiciona la descarga por 40 dólares.
-Hola mi cielo, aquí está lo que me pediste, papi- le escribe.
El cliente acepta, paga el valor y empieza un romance virtual que durará hasta que la cuenta del cliente aguante o hasta que el deseo se le pase.