El pollo en salsa de champiñones tiene raíces en la cocina francesa, específicamente en la región de Borgoña, conocida por sus salsas cremosas con vino blanco y hongos silvestres. Popular desde el siglo XX, este plato se adaptó a cocinas globales por su simplicidad.
La receta, según el sitio Bon Appétit, combina pechuga de pollo con una salsa a base de champiñones cremini, crema y hierbas frescas, ideal para cenas rápidas.
Así se prepara un rico pollo en salsa de champiñones
Para cuatro porciones, se necesitan: cuatro pechugas de pollo (500 g), 200 g de champiñones cremini (o portobello), una cebolla mediana, dos dientes de ajo, 200 ml de crema de leche, 100 ml de caldo de pollo, dos cucharadas de aceite de oliva, una cucharada de mantequilla, sal, pimienta y perejil fresco.
A continuación conoce el paso a paso:
- Sazona las pechugas con sal y pimienta. Calienta el aceite en una sartén a fuego medio y dora el pollo por cuatro minutos cada lado. Reserva.
- En la misma sartén derrite la mantequilla y dora la cebolla picada y el ajo por tres minutos.
- Añade los champiñones en rodajas y cocinar por cinco minutos, hasta que suelten su jugo.
- Incorpora el caldo de pollo y reduce por dos minutos. Agrega la crema de leche y cocina a fuego bajo por cinco minutos hasta espesar.
- Regresa el pollo a la sartén, cubre con la salsa y cocina por tres minutos más. Para finalizar, agrega perejil picado y sirve con arroz o puré de papas.
Una receta fácil y rápida
El plato se completa en menos de 30 minutos y rinde cuatro porciones de 350 calorías cada una. Además, los champiñones aportan umami, mientras la crema da suavidad.
Esta receta es popular por su versatilidad y rapidez, ideal para cocineros principiantes. Además, la receta se adapta a dietas bajas en carbohidratos si se sirve con vegetales.
Los mejores acompañantes
El pollo en salsa de champiñones, con su textura cremosa y sabor umami, se complementa con acompañantes que equilibren su riqueza. El arroz blanco, clásico y sencillo, absorbe la salsa, destacando su sabor, y aporta unas 180 calorías por taza.
Las papas al horno, con piel crujiente y un toque de romero, ofrecen un contraste terroso, sumando unas 200 calorías por unidad mediana. Mientras que una ensalada fresca de lechuga, tomate y pepino, aliñada con limón y aceite de oliva, agrega un toque ligero y crujiente, con solo 50 calorías por porción.
Para un giro saludable, los espárragos al vapor, con 27 calorías por taza, aportan fibra y un sabor delicado. Finalmente, un puré de coliflor, con 85 calorías por taza, es una opción baja en carbohidratos que imita la suavidad de las papas. Estos acompañantes realzan el plato sin opacarlo.