Lo que comenzó como un simple pasatiempo para los hombres, se ha convertido en un medio de expresión creativa y desconexión del ajetreo cotidiano, fomentando la unión y el bienestar familiar.
Estudios recientes de Statista revelan que el 40 % de los hombres de entre 18 y 34 años cocina al menos una vez por semana, un aumento del 30 % en comparación con hace diez años.
Además, el 65 % de los millennials (nacidos entre 1982 y 1994) prefiere preparar sus propias comidas en casa.
De acuerdo con el Chef de El Cocinero Felipe Campana, “el autocuidado y el bienestar físico y mental han sido motivaciones clave para que los hombres tomen las riendas de la cocina”.
Mientras que la psicóloga Karina Zambrano menciona que la mentalidad ha cambiado, pues “las generaciones actuales ven las actividades domésticas como responsabilidades compartidas”.
El impacto de esta transformación se extiende a la vida familiar de diversas maneras.
Zambrano dice que cocinar en pareja promueve relaciones equitativas y elimina la percepción de que la cocina es una tarea exclusivamente femenina.
“Al compartir las responsabilidades del hogar se fomenta la igualdad, especialmente en familias donde ambos cónyuges trabajan”, dice.
Además, preparar alimentos se convierte en una forma de expresar cariño y fortalecer la conexión familiar.
Los hombres que cocinan interactúan más con sus hijos, enseñándoles hábitos alimenticios saludables y valores de cooperación.
“Cocinar es una oportunidad para conectar y crear momentos significativos”, menciona Campana.
Cocina, refugio de los hombres
La cocina también se ha convertido en un refugio para el aprendizaje y la relajación.
Muchos hombres descubren en la cocina una vía para reducir el estrés y fomentar la creatividad.
Este proceso no solo mejora sus habilidades culinarias, sino que también les permite disfrutar de la comida de una manera más consciente.
La colaboración en la cocina también mejora la comunicación y el trabajo en equipo entre parejas.
Coordinar horarios, preferencias alimenticias y decisiones sobre las comidas fomenta un diálogo más abierto y fortalece las relaciones.
La evolución del rol de los hombres en la cocina demuestra que cocinar es mucho más que una simple tarea doméstica.
“Hoy, la cocina es un espacio donde pueden ser creativos, relajarse y encontrar realización personal”, señala Campana.
“Más allá de las recetas, están plasmando ideas y emociones en cada plato, creando obras de arte comestible que trascienden lo funcional”, agrega.