Los hipopótamos que en 1984 llegaron ilegalmente a Colombia para el zoológico que el narcotraficante Pablo Escobar armó en su hacienda en el centro del país se han reproducido sin control y son un “preocupante” problema ambiental para las autoridades y habitantes de la zona.
En el apogeo de su imperio criminal, Escobar construyó un zoológico en su Hacienda Nápoles, de casi 3.000 hectáreas, ubicada en Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.
Hasta ese lugar llevó animales exóticos de todas partes del mundo que lo convirtieron en toda una sensación por lo extravagante de la propiedad sobre cuyo portón de entrada mandó instalar una avioneta que simbolizaba el medio de transporte de sus envíos de cocaína a EE.UU.
Tras su muerte en 1993, y con el fin de su cartel de las drogas, los animales del zoológico de Escobar quedaron sin control en un entorno que no era el suyo y encontraron en las planicies del Magdalena Medio un nuevo hogar al que rápidamente se acostumbraron por las condiciones favorables del terreno, regado por las aguas del río Magdalena, el principal de Colombia.
Sin embargo, los exóticos paquidermos se convirtieron con el tiempo en un peligro para la fauna, la flora y los campesinos de la región, uno de los cuales sufrió graves heridas al ser atacado en 2020 cuando fumigaba un potrero.
IMPACTO AMBIENTAL
Este es “uno de los temas que más preocupa” al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, cuenta a Efe el titular de esa cartera, Carlos Eduardo Correa, quien asegura que se quiere evitar “un impacto negativo en el medioambiente”.
Tres hembras y un macho fueron los primeros integrantes de esa comunidad de hipopótamos que ya cuenta con 133 ejemplares, según el último estudio del Ministerio de Ambiente junto con el Instituto Humboldt y la Universidad Nacional, que apunta a que los paquidermos “se han reproducido de manera casi exponencial”, en palabras del ministro.
Ahora mismo viven en las riberas del río Magdalena “y se vienen reproduciendo a tasas muy altas; si no hacemos nada en los próximos ocho años tendríamos 400”, agrega.
Correa explica que el peligro radica en que los hipopótamos “son animales que pueden pesar entre una y tres toneladas, comen 200 kilogramos de comida diaria y están afectando zonas de humedales, de ecosistemas de áreas protegidas”.
Entre los animales que son desplazados por estos hipopótamos, que son muy territoriales, están los chigüiros y manatíes. “Imagínese lo que podrá pasar con 400”, avisa el ministro.
Por otro lado, “son animales salvajes que suponen un riesgo alto para las comunidades” de la zona de Puerto Triunfo, donde se desarrollan actividades de turismo, de naturaleza y de deportes al aire libre.
Este es un ejemplo de la relación que guarda la ilegalidad, especialmente el tráfico y comercio ilícito de vida silvestre, y la pérdida de biodiversidad, señala Correa, ya que las especies que son introducidas en ecosistemas de los que no son autóctonos acaban afectando su entorno.
RETOS Y PREOCUPACIONES
Entre las preocupaciones de los investigadores que estudian a esta población de hipopótamos están “que siga aumentando como indican las proyecciones y los modelos que se han definido”, alerta a Efe María Piedad Baptiste, investigadora del Instituto Humboldt.
En África, su continente de origen, el hipopótamo no tiene una “dinámica de crecimiento tan rápida porque tiene (…) unos depredadores que no existen en Colombia, y unos aspectos ambientales mucho más drásticos, como periodos de sequía (más grandes) que los que pueden encontrar acá”, explica Olga Lucía Montenegro, docente del Instituto de Ciencias Naturales.
“También hay un reto muy importante en términos de comunicación y divulgación (…) una pedagogía sobre lo que son las especies invasoras” para garantizar “una toma de decisiones acertada”, asegura Baptiste.
El problema del hipopótamo, además, es que “su comportamiento invasor solo se ha visto en Colombia, porque solo acá fue traído de esa forma ilegal”, agrega Montenegro.
ALTERNATIVAS PARA EL CONTROL
Un primer paso para controlarlos lo dio el Gobierno al declarar a los hipopótamos especie invasora, lo que permitirá empezar a definir cómo lidiar con esos animales que han demostrado tener tasas más altas de reproducción en Colombia que en algunos países africanos.
“Hemos estado también en África con los colegas de Mozambique, de Gabón, de Kenia, y también del Reino Unido, viendo cómo ha sido el manejo de los hipopótamos en esas regiones”, y cada uno “lo ha hecho de una manera diferente”, explica Correa.
El siguiente paso ante este problema es elaborar “el mejor plan de manejo y hacerlo lo antes posible para evitar que esto siga aumentando”, especialmente teniendo en cuenta que “es una población realmente joven; el 46 % son hipopótamos juveniles”.
“Hay muchas alternativas”, dice el ministro y añade: “Se habla de esterilización, de sacrificio, de extracción, de castración, de zoológicos, de santuarios”, pero antes hay que dar respuesta a una serie de preguntas como por ejemplo “¿Cuál es la población? ¿Cuántos son hembras y machos? y ¿Cuál es la alternativa del plan de manejo y en cuánto tiempo?”.