Cada año, cerca de 19,8 millones de personas mueren en el mundo por enfermedades cardiovasculares, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Jorge Endara, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Cardiología Núcleo de Manabí, explicó que la mayoría de pacientes llega a los hospitales cuando el infarto o la enfermedad cerebrovascular ya se ha manifestado, lo que reduce drásticamente las posibilidades de recuperación.
Endara advierte que la detección temprana es fundamental. Chequeos periódicos y exámenes de control permiten identificar a tiempo alteraciones que, tratadas de manera adecuada, cambian la evolución de la enfermedad y mejoran el pronóstico del paciente.
La OMS advierte que, lejos de disminuir, los factores de riesgo se incrementan. El sobrepeso y la obesidad, por ejemplo, podrían afectar a 4.000 millones de personas en el mundo para 2030, lo que equivale a casi la mitad de la población global.
Factores de riesgo: viejos y nuevos enemigos
El especialista recuerda que existen factores tradicionales como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, el alcohol, la mala alimentación y el sedentarismo. Todos ellos siguen liderando la lista de causas prevenibles que desencadenan enfermedades cardíacas. Sin embargo, hoy también se documentan otros riesgos.
Uno de los más preocupantes es la contaminación ambiental, confirmada por estudios científicos como detonante de problemas cardiovasculares. Además, la falta de sueño adecuado se suma al listado. La pobreza extrema también incide. Quienes viven en esas condiciones tienen menos acceso a controles médicos, medicamentos y diagnósticos tempranos. En consecuencia, registran mayor prevalencia de enfermedades cardiovasculares y complicaciones graves, dijo Endara.
Señales de alerta y la importancia de escuchar al cuerpo
Aunque la mayoría de veces los síntomas aparecen tarde, hay señales que no deben ignorarse, indicó el médico. Latidos acelerados, cansancio excesivo, hinchazón de piernas, dolor de pecho que se irradia al cuello o al brazo, e incluso molestias leves que parecen indigestión, pueden ser indicadores de un infarto en progreso.
Los dolores de cabeza también son señales relevantes, ya que podrían relacionarse con hipertensión arterial o incluso con un accidente cerebrovascular. En estos casos, la combinación de cefalea con alteraciones del habla, caída del párpado o parálisis parcial del rostro o cuerpo son signos de alarma que requieren atención médica inmediata, sostuvo Endara.
Cuidados permanentes para pacientes cardíacos
Las personas que ya han sido operadas del corazón, tienen marcapasos o han sufrido un infarto deben mantener un control estricto, según comentó. Estos pacientes tienen un alto riesgo de repetir un evento cardiovascular, sobre todo en los primeros 30 días posteriores a la cirugía o tratamiento.
El seguimiento debe incluir ajustes permanentes en la medicación, controles de salud bucal, esquemas de vacunación completos y rehabilitación cardíaca. Lamentablemente, esta última se realiza poco, pese a que tiene un impacto directo en la recuperación a largo plazo, comentó el especialista.
Los medicamentos que reciben estos pacientes también pueden generar efectos secundarios como edemas, cefaleas, diarrea, estreñimiento o moretones en la piel. En casos más graves, deposiciones negras podrían alertar de sangrado estomacal, una situación que requiere atención urgente. La automedicación y la falta de seguimiento especializado agravan estas complicaciones.
Tecnología y futuro de la cardiología
El avance tecnológico ofrece nuevas herramientas para el diagnóstico y la prevención. El uso de inteligencia artificial permite procesar información masiva para mejorar la detección temprana de enfermedades. Además, dispositivos como relojes inteligentes ya identifican arritmias y alertan al usuario para que busque atención médica.
En el ámbito hospitalario, estudios como la ecocardiografía, la resonancia magnética y la tomografía cardíaca han facilitado la identificación de enfermedades genéticas y poco comunes. Estos avances complementan la atención de patologías frecuentes como infartos e insuficiencia cardíaca, ampliando el espectro diagnóstico de la cardiología moderna, comentó el médico en entrevista con Manavisión.
Prevención: el mensaje central
Endara recuerda que la prevención es la mejor estrategia para enfrentar la crisis cardiovascular. “Ejercicio regular, buena alimentación, dejar el cigarrillo y el alcohol, dormir bien y reducir el uso excesivo del celular son hábitos sencillos que pueden salvar vidas”, subrayó el especialista.
En el marco del Día Mundial del Corazón, que ya suma 25 años de conmemoración, el especialista hace un llamado a la conciencia ciudadana. Advierte que los sistemas de salud en América Latina enfrentan falencias estructurales, por lo que la responsabilidad individual y comunitaria en el cuidado del corazón es clave para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida.
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