El vertedero de Santa Ana, ubicado en el sector Garabatal, ha llegado a su límite tras más de una década de operación, lo que ha obligado al Municipio a elaborar un plan de emergencia para enfrentar la disposición final de los desechos.
La situación preocupa a las autoridades y a los habitantes, quienes reconocen que el sitio, que también recibió la basura de otros cantones, ya no da más. Desde el cabildo se diseñan acciones para mitigar los efectos y dar paso a un cierre técnico que asegure un manejo sanitario adecuado.
Apuestan por una nueva celda en el vertedero
El director de Planificación del Municipio, Miguel Palacios, explicó que se trabaja en una estrategia que incluye la construcción de una nueva celda como medida inmediata, mientras se prepara un plan macro de cierre técnico y relleno sanitario. Según detalló, el proyecto contempla definir espacios disponibles y analizar alternativas de ubicación, lo que incluye acercamientos con propietarios de predios.
“Una de las opciones es el mismo lugar donde funciona el actual vertedero”, indicó el funcionario, al explicar que las evaluaciones deben tomar en cuenta condiciones de suelo, capacidad y accesibilidad.
Impacto visible en la comunidad de Santa Ana
El problema del vertedero se evidenció con mayor fuerza durante la temporada invernal. Antonio Mera, habitante de Santa Ana, recordó que los lixiviados producto de la descomposición de la basura llegaron a pasar sobre la carretera, generando olores fuertes y un aspecto desagradable.
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En época de lluvias los lixiviados eran arrastrados a la vía.
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En verano, aunque no hay escurrimiento, la acumulación de desechos en la parte baja del botadero sigue siendo evidente.
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El vertedero ha sido usado por más de 10 años, superando su capacidad.
Un vertedero mancomunado que ya no resiste
En las sesiones de concejo, el alcalde Gregorio Macías ha reiterado que el sitio está saturado tras recibir durante más de una década los residuos de Santa Ana, 24 de Mayo y Olmedo, como parte de la Empresa Municipal Mancomunada de Aseo Integral (EMMAI).
Desde 2024, los cantones de 24 de Mayo y Olmedo habilitaron sus propios espacios para disposición final. En el caso de 24 de Mayo, el vertedero es provisional, lo que refleja que el problema de los desechos sólidos sigue siendo un reto regional y no únicamente cantonal.
Retos de la gestión de residuos
El colapso del vertedero evidencia la falta de planificación de largo plazo en la gestión de residuos sólidos en varios cantones de Manabí. Expertos en manejo ambiental advierten que los rellenos sanitarios técnicos no solo requieren espacio, sino también controles de lixiviados, tratamiento de gases y planes de cierre progresivos.
En Ecuador, experiencias recientes muestran que la transición de vertederos a rellenos sanitarios demanda financiamiento, gestión interinstitucional y acuerdos con la comunidad. Según datos del Ministerio del Ambiente, menos del 40 % de los cantones dispone de rellenos con control técnico. El resto, utiliza botaderos a cielo abierto que generan riesgos sanitarios.
La emergencia del vertedero de Santa Ana refleja un problema común en la provincia: la carencia de infraestructuras modernas para la gestión de la basura. Si bien el Municipio ha iniciado un plan para habilitar una nueva celda y proyectar un cierre técnico, la solución definitiva dependerá de financiamiento sostenido. A eso se suma la coordinación regional y el compromiso político de dar prioridad a un tema que afecta la salud pública y el ambiente.
Con información de Miguel Cedeño.