Es necesario que en el país se replantee el modelo de negocios de la generación eléctrica para que deje de manejársela con un estatismo extremo que, incluso, regula los volúmenes que puede generar la empresa privada.

La generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica es un monopolio estatal que responde a modelos que tienen que cambiar si lo que se pretende es mejorar la calidad del servicio.

La electricidad debe dejar de figurar entre los llamados sectores estratégicos y, más bien, liberar las barreras que restringen la libre inversión.

Ni las vías, ni los servicios postales ni la electricidad ni la telefonía pueden seguir siendo de manejo exclusivo del Estado, que encima ha demostrado ineficiencia en la administración.

«Hay que replantear la figura de negocios, actualmente estatizada”.

No es entendible, por ejemplo, que exista una norma que limite el volumen de energía que puede generar una empresa para uso propio, incluso en épocas como la actual, de crisis energética.

La concesión y la asociación público privada son dos figuras que bien pueden aplicarse en proyectos de inversión y gestión en estos sectores, en los que claramente el Estado pudiera tener funciones de control.

Es urgente que se avance en ello.

En medio de la crisis, que ha llevado a la aplicación de un desordenado cronograma de apagones, se mantienen restricciones como la que limita a un megavatio la capacidad de generación eléctrica en las empresas.

Editorial de El Diario publicado este miércoles 1 de noviembre del 2023 en nuestra edición impresa.