Las clases virtuales mantienen a sus clientes en sus viviendas y su bolsillo desfinanciado.
Doña Antonia tiene a su cargo a sus dos hijos y a sus padres y está en el negocio del expreso escolar desde hace cuatro años.
La buseta, dice, no le daba grandezas. Lo necesario para pagar la deuda del vehículo, la alimentación y la medicina de su madre.
Sin embargo, desde que las aulas de los colegios permanecen vacías, debido a la pandemia, ella ha tenido que ingeniárselas para “sobrevivir”.
Fernando Salazar, gerente general de Mochila Express, asegura que el gremio “ha colapsado con la pandemia”.
El 70 por ciento de los vehículos de la compañía están guardados. El otro restante presta el servicio de transporte de personal en empresas.
Sin embargo, el dirigente sostiene que los pagos se retrasan varias semanas y que las entidades han optado por bajar los costos por la prestación. “La situación es más crítica para los que tienen deudas por la renovación vehicular, porque los bancos no esperan y los intereses nos comen vivos”, dice.
El gremio pide que se les dé luz verde para transportar turistas a la Costa, algo que está prohibido.