Los actores y productores mexicanos Gael García Bernal y Diego Luna, a través de su compañía La Corriente del Golfo, se han unido a Universal International Studios y a la productora Eat the Cat para llevar a la pantalla la novela ‘Mandíbula’, de la escritora ecuatoriana Mónica Ojeda.
La dirección estará a cargo de la también mexicana Michelle Garza, conocida por su trabajo en la película Huesera. El proyecto, que se desarrollará en inglés con el título Jawbone, aún no tiene una plataforma de emisión confirmada.
Una historia de terror en Guayaquil
Publicada en 2018, la novela Mandíbula narra una historia de terror gótico andino que se desarrolla en Guayaquil. La trama se desdobla en dos líneas de tiempo principales. Por un lado, se sitúa en el presente, con Fernanda Montero, una adolescente, que despierta cautiva en una cabaña en el bosque por su ex profesora, Clara.
El segundo hilo narrativo regresa al pasado para explicar cómo llegaron a esta situación. Se centra en un grupo de alumnas de un colegio del Opus Dei que, lideradas por Annelise, descubren un edificio abandonado cerca de un manglar. En este lugar, las jóvenes inician un culto a una deidad ficticia, el “Dios Blanco”, transformando sus juegos de terror en rituales cada vez más perturbadores y violentos.
Mónica Ojeda, una voz clave de la literatura actual
La autora de la obra original, Mónica Ojeda, es una de las figuras más importantes de la literatura contemporánea en español. Su trabajo ha sido traducido a varios idiomas y ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos el Prince Claus Next Generation Award en 2019 por sus logros literarios.
La traducción al inglés de Mandíbula fue finalista del National Book Award for Translated Literature de Estados Unidos en 2022, lo que le dio a la obra una visibilidad notable en el mercado angloparlante. Además de Mandíbula, Ojeda es autora de otras novelas como La desfiguración Silva y Nefando. En una entrevista al diario El Clarín, la escritora dice que desde 2017 vive en España. Migró porque ya no se sentía segura en Guayaquil.
“Nunca he conocido una ciudad que fuera tan violenta, hay muchas desigualdades. Es muy cruel y muy dura con determinados cuerpos. A mí me llegó a ser difícil cruzar una calle sin estar nerviosa”, dice y cuenta que ahora cambió sus miedos por otros: le preocupa su familia, la gente querida con la que tiene horas de avión de distancia. Aunque no sea geográficamente, entonces, sigue en Ecuador. De ese modo, y también cuando escribe, con los mundos que piensa, imagina, crea. (10).