Una familia vive una desesperación prolongada. Han pasado casi tres meses desde que Maholy desapareció en Santo Domingo y aún no tienen noticias de su paradero.
Maholy Lema Lema, una adolescente de 17 años, desapareció el 16 de julio en la cooperativa Mariscal Sucre, en Santo Domingo de los Tsáchilas. Desde ese día, su familia la busca sin descanso, mientras lidian con mensajes extorsivos y la incertidumbre que crece con cada jornada sin noticias.
“No sabemos nada de ella”: el rastro perdido de Maholy
La tarde del 16 de julio, Maholy vestía un vestido café y sandalias negras cuando salió de casa. Minutos después, cámaras de seguridad registraron su salida. Según su madre, una persona cercana la habría llevado en un auto gris, con la promesa de dejarla en un parque cercano. Desde entonces, nadie volvió a verla.
La familia asegura que horas después comenzaron a recibir mensajes pidiendo dinero a cambio de su liberación. “Nos mandaron un mensaje pidiendo dinero. Después dijeron que ya no querían, que se la iban a llevar lejos”, contó la madre entre lágrimas.
Han pasado casi tres meses de silencio. En ese tiempo, los mensajes se volvieron confusos y, en ocasiones, amenazantes. “Nos han estafado, hemos dado dinero, pero no me la devuelven. No sabemos si está viva o muerta”, expresó la mujer con la voz quebrada.
Familia desesperada busca a adolescente en Santo Domingo
Según la familia, hasta el momento, no se han reportado avances significativos. Ellos solo quieren saber de su hija.
Los padres de la joven relatan que incluso recibieron una foto de Maholy junto a un mensaje extorsivo, pero desde entonces no han tenido contacto alguno. “No hemos escuchado su voz ni recibido una llamada. Solo queremos saber si está bien”, repite su madre, aferrada a la esperanza.
Tres meses sin respuestas y una súplica por ayuda
Cada día que pasa, la angustia de la familia Lema crece. “Van a ser tres meses y seguimos sin saber nada. Solo pido a las personas de buen corazón que nos ayuden”, suplica la madre, dirigiéndose a quienes puedan haber visto o escuchado algo.
Mientras tanto, la familia continúa pegando afiches, revisando redes y haciendo lo imposible por mantener viva la esperanza. “Yo solo quiero saber dónde está mi hija”, repite la madre. (31)