Lilia Moreira y Macario Loor, dos artesanos resilientes, transformaron las tragedias del terremoto de 2016 y la pandemia de 2020 en oportunidades. Ambos, protagonistas en la reciente Feria de Emprendedores de la Asociación ‘Arte en Manos’ nos cuentan cómo aprovecharon sus conocimientos en medio de la adversidad.
Lilia Moreira, de 65 años y originaria de Chone, fundó ‘Lily Recycled Jean Art’ en 2020, en plena pandemia de Covid-19. Maestra jubilada radicada en Portoviejo hace 40 años, retomó su habilidad para coser, aprendida a los 11 años de edad, para reciclar jeans de algodón. “El jean demora 200 años en degradarse; lo convierto en productos de calidad”, afirmó. Su emprendimiento ofrece canguros, mochilas, sombreros reversibles, monederos y billeteras desde 2 dólares, usando técnicas como el patchwork (trabajo de parches), una técnica artesanal inspirada en métodos tradicionales de sus abuelas, que consiste en unir trozos de tela de diferentes colores, texturas y formas para crear diseños decorativos o funcionales.
Moreira trabaja sola, personalizando cada pieza según el material disponible. “No cualquier jean sirve; busco calidad”, explicó. Un bolso le toma medio día, mientras que un sombrero reversible, vendido a 10 dólares, requiere un día. Su negocio, como el de otros emprendedores, promueve la sostenibilidad al reutilizar jeans donados o comprados, reduciendo residuos en una región marcada por la adversidad.
Una labor que invita a consumir el producto local
Macario Loor, de 58 años, creó ‘Makario Shampoo’ tras el terremoto de 2016, motivado por la caída del cabello de su esposa. Electromecánico de profesión, sin experiencia previa en cosmética, investigó y desarrolló un champú con sábila, romero, aguacate, cola de caballo y jengibre, que cuenta con registro sanitario. “Empecé vendiendo en botellas de agua; ahora tengo clientes que avalan los resultados”, dijo.

Su esposa fue la primera en probarlo, logrando mejorar su cabello. Loor ofrece champú y acondicionador en varias presentaciones, combinando su oficio con ferias para generar ingresos. Actualmente, el hombre comparte su tiempo entre sus trabajos en electromecánica y en su emprendimiento. Loor, que superó el alcoholismo antes de emprender, destacó la importancia de consumir productos manabitas: “Manaba es manaba, nosotros siempre salimos adelante; hay que valorar lo nuestro”. Sus productos han ganado aceptación en Portoviejo. Moreira, por su parte, enfatiza la calidad de sus creaciones. “Mis billeteras no le piden favor a marcas originales”, afirmó, destacando cómo la marca de jeans reciclados atrae a clientes.
Ferias de emprendedores: un escaparate de resiliencia
El terremoto de 7.8 grados del 16 de abril de 2016 devastó Manabí, destruyendo 600 edificios en Portoviejo y afectando al 79% del sector comercial, según la Universidad Técnica de Manabí. La pandemia de COVID-19 agravó la crisis, con cierres masivos de negocios. Entre 2016 y 2019, se organizaron 279 ferias en Manabí para reactivar la economía, según el GAD-Portoviejo.
Desde entonces las ferias de emprendedores han tomado fuerza y se han convertido en una ventana para los artesanos. La más reciente, organizada por la Asociación de Emprendedores ‘Arte en Manos’, se llevó a cabo del 29 al 31 de mayo en el Museo Portoviejo y Archivo Histórico y el parque de La Rotonda. Adrián Arequipa, coordinador de la entidad, detalló que esta actividad se realiza dos veces al mes en espacios públicos, donde los emprendedores ofertan licores artesanales, textiles y miel de abeja, con precios desde 1 hasta 40 dólares. La feria, apoyada por el Instituto de Economía Popular y Solidaria, busca fortalecer la economía local.