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El país vuelve a estar frente a un estado de excepción que, a decir verdad, pasa a ser más de lo mismo que se ha vivido en los últimos años.

Y es que a pesar de un estado de excepción, la delincuencia sigue haciendo de las suyas en forma imparable.

Los hechos delictivos no han parado pese a medidas como estados de excepción, toques de queda y otras.

Y, lo más preocupante, ni siquiera la fuerza pública se ha salvado de ello, pues incluso se han perpetrado hechos de sangre cerca de los recintos policiales.

Es evidente que la grave conmoción interna a la que alude el régimen no se supera con decretos para facilitar la intervención de las fuerzas del orden ante el crimen organizado y la delincuencia común.

“Ecuador enfrenta un crisis y hay desprotección del Estado”.

Se requiere otro tipo de disposiciones que abarquen a todo el sistema, incluyendo a los operadores de justicia.

Hasta ahora, ni siquiera los estados de excepción dirigidos a controlar el orden dentro de las cárceles han conseguido parar la ola de violencia en esos recintos; mucho menos podría esperarse de su aplicación en el ámbito nacional.

La sucesiva emisión de decretos en los que se declaran estado de excepción le han restado fuerza a este tipo de medidas.

La inseguridad sigue ganando terreno.

Editorial de El Diario publicado este martes 11 de octubre del 2023 en nuestra edición impresa.