Contar nuestra historia a través de las casas patrimoniales siempre será un verdadero honor por su aporte al desarrollo cultural e histórico de cualquier ciudad.
Las casas patrimoniales representan contenidos vivientes de personas honorables y extraordinarias que han aportado y entregado todo por el bienestar de la sociedad en que vivimos.
Por todo lo expuesto en favor de las casas patrimoniales, debería existir un presupuesto anual del Estado para la recuperación de la memoria de cada rincón de Ecuador. Es aquí donde interviene el INPC, tomando decisiones y entrando en acción para fortalecer la historia de los pueblos que se está perdiendo.
Presupuesto escuálido, irrisorio, que no alcanza para nada, solo para pagar a sus trabajadores, perjudicando a las ciudades en pleno proceso de desarrollo, como es el caso de la capital de los manabitas, Portoviejo. El INPC tiene decisión y autonomía en todo Ecuador para declarar casas patrimoniales, pero es inconcebible que no tenga presupuesto para remodelación y reconstrucción.
En Portoviejo, el INPC ha declarado varias casas patrimoniales vetustas, inservibles, que ya no existen como tal; solo terrenos baldíos que sirven como lugares de antros para indigentes y delincuentes. Pero existen excepciones, como es el caso de la casa del gran escritor, poeta y compositor Vicente Amador Flor, ubicada al frente del parque que lleva su mismo nombre, o más conocido como parque Central. Esta casa se encuentra apuntalada con cañas viejas podridas, que podrían venirse abajo en cualquier momento causando una tragedia o desgracia para las personas que transitan por el lugar. No esperemos que suceda esto, señores autoridades.
Nadie está en contra de la historia o de que se declaren casas patrimoniales las que lo ameriten, siempre y cuando existan estudios desde su nacimiento y trayectoria histórica. Una vez realizados estos, el Gobierno debería disponer un presupuesto para su reconstrucción. Si no existiera su partida presupuestaria, las competencias deberían pasar automáticamente a los municipios y estos buscarla enseguida para su inmediata restauración o remodelación, siendo un patrimonio de la ciudad.
Podrían trabajar con las empresas privadas como auspiciantes, que invertirían en sus propias construcciones un museo recordatorio para la ciudad. Esto le daría un plus al comercio de Portoviejo. La otra forma sería la creación de una nueva ordenanza para que los ciudadanos contribuyamos con el patrimonio cultural de la ciudad, como está establecido en ordenanzas de seguridad, áreas verdes, tasas por mejoras, etc.