Desde 1991, que me inicié en el servicio público, específicamente en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, he venido escuchando sobre el Plan Hídrico de Manabí, responsabilidad de su ejecución en ese entonces del desaparecido Centro de Rehabilitación de Manabí, CRM.
Este plan tiene la finalidad de mejorar el acceso al agua potable y para riego.
Han transcurrido 34 años y, de lo que se conoce, el avance de este plan es de aproximadamente un 20 %. Para su culminación, en estos momentos se deben actualizar los estudios; la última revisión la realizó la Senagua en el año 2016; posteriormente, en 2018 se incorporaron otros componentes. Tanto para estos trabajos como los correspondientes a la construcción de las represas se requieren grandes cantidades de dinero, que en la actual situación económica del país resulta imposible llevarlo a la realidad, mientras los agricultores seguirán esperando otros 34 años para que este plan tenga un nuevo avance del 20 %.
Las nuevas generaciones no ven en la ruralidad su proyecto de vida; por eso, muchos jóvenes abandonan el campo. Evitemos eso, dándoles medios para que mejoren sus condiciones de vida, ante lo cual considero oportuno ir pensando en la ejecución de un plan hídrico alternativo para Manabí, que consiste en la construcción de microrrepresas con cobertura de riego entre 1.000 a 1.500 has, que tienen ventajas como facilidad en el manejo y administración, llenado más rápido y menor costo económico. Inclusive con las excesivas precipitaciones caídas en la última estación invernal, si estas infraestructuras estuvieran en funcionamiento, sus niveles de agua serían significativos y hubieran controlado los flujos de agua, minimizando el impacto de las inundaciones.
En conversaciones con expertos, indican que su ubicación debe estar sujeta a aspectos hidráulicos como lo geológico, hidrológico y topográfico; en lo productivo se deberán valorar elementos como superficie cultivada, potencialmente cultivable, número de animales a beneficiarse (ganadería, avicultura, porcino y otros). Es hora de que se instale una mesa técnica en donde participen todas las instituciones inmersas en la temática: EPA, MAG, Gobierno Provincial de Manabí, MAATE y los GAD cantonales, para que, mediante convenios de cooperación interinstitucional, ejecuten los estudios de las microrrepresas con su adecuado plan de riego, para definir presupuesto de la obra, ubicación, características constructivas, con el propósito de que en el menor tiempo posible ya tengamos operativas varias de estas microrrepresas en Manabí. Recuperemos el tiempo perdido. No olvidar que sin agua no hay agricultura.