El potencial productivo de Manabí debe orientarse no solo a abastecer mercados, sino a ofrecer productos con valor agregado. La agricultura atraviesa un momento favorable en el comercio exterior, por lo que es necesario pensar más allá de la exportación de materias primas.
Productos como el cacao, el café, el plátano, el mango, la pitahaya y el maní ya tienen aceptación en mercados internacionales. Sin embargo, en muchos casos, estos se exportan en estado primario, con poca transformación local, lo que limita el ingreso de divisas y la generación de empleo en origen.
Agregar valor implica transformar, empacar, certificar, innovar. También exige normas de calidad, mejoras logísticas y procesos sostenibles. Hay avances, pero aún son aislados. Se requiere una política pública decidida, articulada con el sector privado, que facilite inversión, tecnología y capacitación.
El buen momento de la demanda externa debe ser aprovechado con visión. No basta con vender más, hay que vender mejor. Los productos manabitas pueden posicionarse como diferenciados si se fortalecen las cadenas de valor.
Hay que aprovechar que Manabí las condiciones favorables: tierra fértil, tradición agrícola y vocación exportadora. El siguiente paso debe ser el impulso a la transformación que multiplica oportunidades.