El café en Ecuador es más que una simple bebida; es tradición, trabajo y un pilar del orgullo nacional. Con 23.494 hectáreas sembradas y más de 18.533 cosechadas en 2024, este cultivo no solo forma parte del paisaje agrícola. También representa el sustento de miles de familias. Sin embargo, detrás de estas cifras se esconde una compleja realidad. Hay una caída en la producción y exportación que enciende las alarmas sobre el futuro de uno de los productos más emblemáticos del país.
Según datos de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua (ESPAC) del INEC, en 2024 se produjeron 5.465 toneladas métricas de café, de las cuales 5.335 fueron vendidas. Estas cifras, compartidas por el INEC en el Día Internacional del Café, contrastan con los datos de comercio exterior del primer trimestre de 2025. Estas revelan una preocupante contracción en las exportaciones, posicionando al sector en un momento crítico que demanda atención y estrategias renovadas.
Una caída histórica en las exportaciones de café
El informe de balanza comercial del Banco Central del Ecuador para el primer trimestre de 2025 es contundente: las exportaciones de café en Ecuador y sus elaborados alcanzaron un total de 27,2 millones de dólares y 2.400 toneladas métricas. Son los niveles más bajos registrados en los últimos cuatro años. Esta situación representa una contracción trimestral del 33,4% en volumen y del 28,3% en valor. Es una caída significativa que se atribuye a una combinación de factores estructurales y de mercado.
Una de las causas principales, según el BCE, es una disminución sostenida de la producción nacional, provocada por la falta de inversiones en el sector. Esta situación ha llevado a una paradoja. Ecuador, un país con una rica tradición cafetalera, se ha convertido en un importador neto de café para poder cubrir su propio consumo interno. Los datos de la encuesta ESPAC del INEC confirman esta tendencia. Señalan que entre 2022 y 2024, el área cosechada de café se redujo en 11.368 hectáreas, una disminución del 38%.
Factores estacionales y la contracción de mercados clave
A la caída de la producción se suman factores estacionales, ya que los primeros trimestres del año suelen registrar la menor cosecha y, por ende, la menor oferta exportable. Sin embargo, el factor más preocupante es la reducción de la demanda de mercados que históricamente han sido importantes para el café en Ecuador. Alemania, por ejemplo, redujo sus compras en un 37,8%, mientras que los Emiratos Árabes Unidos las disminuyeron en un drástico 83,3%. Además, Colombia redujo sus compras en un 35,1%.
En la comparación interanual, el panorama es igualmente desalentador. El volumen exportado decreció un 32,2% y el valor un 16,1% en comparación con el primer trimestre de 2024. Esta caída se explica, en gran medida, por la menor demanda de Alemania, que redujo sus compras en un 61,8%, y de Polonia, con una caída del 43,3%. A esto se suma que los envíos a mercados como Rusia y Francia fueron prácticamente nulos en el primer trimestre de 2025. Esto contrasta con las 226,2 toneladas métricas que se enviaron a estos destinos en el mismo período de 2024, evidenciando una pérdida de espacio en plazas europeas.
Nuevas tendencias de consumo: Una oportunidad para el café de especialidad
A pesar del panorama adverso, existen oportunidades en el mercado global que el café en Ecuador podría aprovechar. Un informe de PRO ECUADOR sobre las tendencias de consumo en 2025 destaca un creciente interés por parte de los consumidores. Especialmente los más jóvenes, muestran interés en cafés de origen único, con certificaciones de sostenibilidad y métodos de preparación innovadores, como el cold brew. La Generación Z y los millennials están impulsando una demanda de productos que no solo ofrezcan calidad, sino también una historia y un compromiso ético.
Esta tendencia hacia la especialización y la sostenibilidad podría ser la clave para la recuperación del sector. El café de especialidad, con sus perfiles de sabor únicos y su trazabilidad, se alinea perfectamente con las nuevas exigencias del mercado. Los consumidores están dispuestos a pagar más por un producto que garantice prácticas de comercio justo, producción orgánica y un impacto positivo en las comunidades productoras. Esto abre una ventana para que los productores ecuatorianos, muchos de ellos pequeños y medianos, puedan diferenciarse. Así, podrían acceder a nichos de mercado de alto valor.
En conclusión, el sector del café en Ecuador enfrenta una encrucijada. La caída en la producción y la pérdida de mercados tradicionales son desafíos urgentes que requieren políticas de reactivación. Inversión en tecnificación y un enfoque renovado en la calidad también son necesarios. Al mismo tiempo, las nuevas tendencias de consumo global ofrecen una oportunidad única. El café ecuatoriano, especialmente el de especialidad, puede recuperar su protagonismo y posicionarse como un referente de calidad, sostenibilidad y tradición en el escenario mundial.