Cleophus Cooksey Jr., de Arizona, Estados Unidos, se convirtió en el rostro del horror tras ser declarado culpable de ocho asesinatos en serie.
La brutalidad alcanzó su punto máximo cuando el acusado ejecutó a su madre y padrastro, en un escenario que hiela la sangre y destruyó a toda una comunidad.
Una ciudad bajo terror constante
Los asesinatos en Arizona comenzaron a finales de 2017 y desataron un clima de pánico. La gente cerraba puertas, evitaba salir y temía conducir de noche.
El silencio era sepulcral, pero en las sombras se movía Cleophus Cooksey Jr., quien dejó un rastro de cuerpos que nadie lograba detener.
Cleophus Cooksey Jr.: un asesino en serie con rostro familiar
Las víctimas de Cleophus Cooksey Jr. no eran solo desconocidos. Entre ellas había personas cercanas, amigos de su familia y hasta su propia madre.
El dolor se multiplicó cuando la policía descubrió que el hombre, de 43 años, había salido de prisión solo meses antes de iniciar la masacre.
En Phoenix, muchos no podían creer que aquel aspirante a músico escondía un perfil criminal tan frío y sanguinario. Las autoridades nunca revelaron detalles, pero sí confirmaron que el acusado ejecutó asesinatos con una violencia sin compasión.
“Pensé que tal vez tenía un poco de corazón”
Eric Hampton, amigo cercano de las víctimas, describió la escena con palabras que estremecen: “Pensé que tal vez tenía un poco de corazón. Pero no tiene ningún corazón”.
Las lágrimas acompañaron cada declaración en la corte. Hampton agregó: “Es un monstruo, y solo espero que lo condenen a muerte”.
Entre negaciones
El juicio se alargó por años, con retrasos causados por la pandemia, mientras la ciudad exigía justicia. En medio del proceso, Cleophus Cooksey Jr. intentó limpiar su nombre con una carta escrita a mano en 2020. Allí aseguró: “Mis cargos no son más que acusaciones falsas. Soy un artista musical, no un asesino’”.
La fiscalía de Arizona ignoró sus palabras y avanzó con cargos de asesinato, secuestro, agresión sexual y robo a mano armada. Ahora, el verdugo de Arizona enfrenta el peso de la justicia y la inminente pena de muerte.