La temporada invernal y las inundaciones en Portoviejo exponen a la población a agua no tratada, un problema que incrementa el riesgo de afecciones cutáneas y enfermedades gastrointestinales.
Los estragos de las intensas lluvias que golpean a la provincia desde mediados de febrero aún están a la vista. En las zonas rurales el lodo y el agua estancada sigue siendo un problema, mientras que en la zona urbana, la intermitencia del servicio de agua potable obligó a muchas personas a consumir agua de lluvia o la de venta por tanqueros.
En ambos casos el riesgo de contraer enfermedades es alto, señalan dos especialistas en dermatología y gastroenterología. Esto, sin contar con el peligro de contraer dengue, una enfermedad que con alta incidencia en Manabí en los últimos años y que puede ocasionar la muerte si no es tratada adecuadamente.
Carolina Ortega, médica dermatóloga, explica que el contacto con agua estancada, lodosa o no tratada afecta especialmente a niños y adultos mayores. Las afecciones pueden ir desde leves hasta graves, todo depende del grado de contaminación y del estado de salud del paciente.
La piel es la más expuesta
Las inundaciones, combinadas con calor y humedad, agravan condiciones como dermatitis atópica, psoriasis y eczema, además de facilitar picaduras de insectos que transmiten dengue o chikungunya. “La piel sufre irritaciones, picazón y lesiones por rascado o exposición prolongada a estas aguas”, detalla Ortega.
Agrega que la intermitencia del agua potable en Portoviejo complica la situación. Muchos recurren a tanqueros de origen dudoso o recolectan agua de lluvia, que tiene una acidez elevada por cambios climáticos. “Esto irrita la piel si se seca sobre el cuerpo”, advierte. Entre los síntomas más comunes están el enrojecimiento y la picazón, visibles en zonas inundadas donde el agua residual predomina.
Para prevenir y tratar estas afecciones, la especialista recomienda mantener la piel limpia y seca con agua tratada, ya sea hervida o clorada (cinco gotas por litro). Sugiere usar jabones emolientes, cremas con urea o ceramidas, y vaselina simple, además de ropa de algodón. “Eviten aguas estancadas y traten el agua recolectada en recipientes limpios”, insiste. El protector solar también es clave para proteger la piel sensible
Consumo de agua no tratada dispara riesgos de salud
Daniela Cobeña, gastroenteróloga, señala que el consumo de agua contaminada, especialmente con heces fecales, puede desencadenar desde parasitosis como amebiasis hasta infecciones bacterianas como salmonelosis. “También vemos casos de rotavirus, adenovirus y hepatitis A, todos ligados a agua sucia”, explica.
Los síntomas varían desde diarrea leve, náuseas y dolor abdominal hasta cuadros severos con fiebre, heces con sangre y deshidratación extrema, especialmente peligrosos para niños y adultos mayores. “He notado un aumento de consultas por diarreas, vómitos y fiebre”, asegura Cobeña, quien enfatiza la necesidad de atención médica inmediata. Las infecciones bacterianas, más comunes por agua contaminada, pueden requerir antibióticos, mientras que las virales solo necesitan hidratación y reposo.
Para prevenir, la doctora recomienda hervir el agua, independientemente de su origen. “Hiérvanla en una olla limpia por 10 a 15 minutos hasta que burbujee, déjenla enfriar y consúmanla”, detalla. Si no hay acceso a agua tratada, sugiere usar sales de rehidratación oral y evitar automedicarse. “Un médico debe diferenciar si es viral o bacteriano”, insiste. En una época donde el agua potable escasea, estas medidas buscan proteger a una población vulnerable frente a un problema de salud pública que no da tregua.
Yuliana Marín