El Vaticano, el estado más pequeño del mundo, gestiona un patrimonio estimado en 1.400 millones de dólares, según un informe publicado en 2021.
Esta iniciativa fue impulsada por el papa Francisco, fallecido esta semana en Ciudad del Vaticano, para transparentar sus finanzas. Este esfuerzo responde a décadas de opacidad en unas cuentas que dependen de donaciones y rendimientos de inversiones en bienes raíces y mercados financieros.
Origen y funcionamiento económico del Vaticano
El Vaticano, constituido como estado en 1929 tras los Pactos de Letrán, opera con una economía que combina ingresos tradicionales y estrategias financieras modernas. En 2020, registró ingresos por 250 millones de dólares, provenientes principalmente de donaciones de fieles y actividades como los Museos Vaticanos, que generan recursos mediante la venta de entradas, monedas conmemorativas y publicaciones.
Sin embargo, los gastos alcanzaron 317 millones de dólares, evidenciando un déficit persistente. Según datos oficiales, el balance de 2023 reflejó una pérdida operativa de 83 millones de dólares, superior a los 33 millones de 2022, lo que subraya los retos económicos del estado.
Un patrimonio inmobiliario global
En el ámbito inmobiliario, el Vaticano posee más de 5,000 propiedades, de las cuales el 80% se encuentra en Italia, mientras el resto incluye activos de lujo en ciudades como Londres, Ginebra, Lausana y París, según informó Reuters. Estas propiedades constituyen un pilar fundamental de su patrimonio, valorado en 1.400 millones de dólares en el informe de 2021, el primero en hacer públicas estas cifras en la historia del estado.
Las inversiones financieras también desempeñan un papel clave. El Vaticano participa en la Bolsa de Nueva York y en fondos de inversión, guiado por normas éticas que limitan su exposición a sectores contrarios a los principios de la Iglesia, como farmacéuticas que producen anticonceptivos, con un tope del 6%.
Reformas económicas de Francisco
El papa Francisco, fallecido a los 88 años, marcó su pontificado con reformas económicas desde su elección en 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI. Impulsó auditorías al Banco Vaticano, cerrando 5,000 cuentas sospechosas, y creó el Secretariado para la Economía en 2014 para supervisar las finanzas y prevenir la corrupción.
Tras el caso Centurion, trasladó la gestión de fondos de la Secretaría de Estado a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), buscando centralizar y controlar mejor los recursos. A pesar de estos avances, las finanzas vaticanas enfrentan desafíos estructurales.
El caso polémico
El caso Centurion Global fue un escándalo financiero que involucró al Vaticano en 2020, cuando se reveló que había invertido aproximadamente 70 millones de dólares de donaciones de fieles en el fondo Centurion Global, una entidad opaca con sede en Malta.
Este fondo destinó parte de los recursos a proyectos energéticos y a la financiación de películas de Hollywood, como «Men in Black: International», lo que generó controversia por el uso indebido de fondos destinados originalmente a obras de caridad. La inversión, gestionada por la Secretaría de Estado del Vaticano, se realizó sin la supervisión adecuada, lo que evidenció fallos en los controles internos y falta de transparencia.
El asunto salió a la luz tras investigaciones periodísticas y auditorías internas impulsadas por el papa Francisco, quien, en respuesta, ordenó retirar la gestión financiera a la Secretaría de Estado y transferirla a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) para garantizar una administración más estricta y ética, marcando un punto crítico en sus esfuerzos por reformar las finanzas vaticanas.
Los empleados y el presupuesto
Los 4,800 empleados del estado dependen de un presupuesto ajustado, y Francisco implementó medidas como recortes salariales a cardenales y la supresión de bonos para reducir gastos. Su visión de una Iglesia austera se reflejó en el objetivo de alcanzar un déficit cero, aunque los números rojos persisten, compensados parcialmente por dividendos de inversiones y el patrimonio inmobiliario.
La falta de transparencia ha alimentado especulaciones sobre la riqueza del Vaticano durante décadas. Money Morning, del Nasdaq, señaló que la ausencia de obligación legal para reportar finanzas en muchos países dificulta estimar su fortuna exacta. El informe de 2021 marcó un hito, pero las reformas de Francisco encontraron resistencia en la Curia, el órgano administrativo de la Iglesia. Incluso durante su hospitalización en febrero de 2025, Francisco mantuvo su compromiso con la reorganización financiera. (10)