El paso del tiempo y la exigencia física han dejado huellas visibles en Tom Hardy, una de las figuras más reconocidas del cine de acción contemporáneo. A sus 47 años, el británico reconoce que las escenas de alto riesgo y los entrenamientos extenuantes, que lo convirtieron en sinónimo de intensidad, hoy le han pasado factura. “Es como si todo mi cuerpo se estuviera cayendo a pedazos”, confesó en una reciente entrevista con Esquire, donde reflexionó sobre la crudeza de su oficio.
Hardy no se esconde tras el glamour de Hollywood y habla con naturalidad del costo real de encarnar a personajes como Bane en The Dark Knight Rises o Max Rockatansky en Mad Max: Fury Road. Durante años, insistió en llevar al límite su cuerpo en el set, con acrobacias y rutinas de entrenamiento que lo mantenían en un nivel físico de alto rendimiento. Hoy, esas decisiones lo acompañan en forma de lesiones crónicas y operaciones múltiples.
Lesiones, operaciones y un cuerpo bajo presión
El actor británico reveló que ha sido sometido a dos operaciones de rodilla, además de padecer una hernia discal, ciática, fascitis plantar y problemas en el tendón de la cadera. A esta lista se suman dolencias musculares y articulares que, según admite, no tienen marcha atrás. “Intentaba esforzarme al máximo, como hacer malabares con motosierras o subirme a un monociclo y tirarme de todo. Pero llega un punto en que el cuerpo empieza a pasar factura”, relató con resignación.
Esta sinceridad refleja una realidad poco visible del cine de acción: actores que cargan con lesiones similares o peores que las de un deportista profesional, muchas veces sin el tiempo de recuperación adecuado entre rodajes. Hardy lo expone sin dramatismo, aunque reconoce que el deterioro es irreversible.
Hardy con proyectos recientes y el ritmo que no afloja
A pesar de los dolores y secuelas, Hardy continúa encabezando producciones. Actualmente protagoniza la serie MobLand (Tierra de Móviles) junto a Pierce Brosnan y Helen Mirren, mientras que su más reciente película, Havoc (Estragos), fue estrenada con éxito en Netflix en abril. Su resistencia ante la adversidad física es un reflejo de su determinación: mantenerse vigente en la primera línea de Hollywood, incluso cuando su cuerpo le exige pausa.
El actor no planea abandonar el cine de acción. Por el contrario, asegura que la pasión por interpretar papeles intensos sigue intacta. Esta actitud lo reafirma como uno de los intérpretes más comprometidos de su generación, aunque el precio personal sea alto.
Venom y el cierre de una etapa
Uno de los personajes más emblemáticos de Hardy en la última década ha sido Eddie Brock, alias Venom. Con el próximo estreno de Venom: El último baile, el actor confirma el cierre de la trilogía y reconoce que siempre estuvo planeado de esa forma. Aunque le habría encantado un crossover con Spider-Man, Hardy acepta con madurez los límites de su rol.
“Sabíamos que serían tres. Sabíamos que terminaría así desde el principio”, comentó la directora Kelly Marcel, quien subrayó que el desenlace de la saga estaba pactado desde su origen. Hardy, por su parte, se despide de su antihéroe con serenidad, aunque sin perder la ilusión de nuevas historias dentro del universo de superhéroes.
La carrera de Hardy está marcada por la entrega
El balance actual de Tom Hardy es el de un actor consciente de que la acción tiene consecuencias, pero decidido a seguir adelante. Entre lesiones, operaciones y proyectos desafiantes, su trayectoria muestra la otra cara del cine. La de un intérprete dispuesto a sacrificar su bienestar físico por el realismo en pantalla.
Con casi tres décadas de carrera, Hardy sigue siendo uno de los nombres más poderosos de Hollywood. Un artista que no teme mostrar la vulnerabilidad que se esconde detrás de los héroes de acción. Su testimonio revela la humanidad tras la figura del ídolo y plantea una pregunta inevitable: ¿cuánto cuesta realmente ser una estrella del cine de acción?