El régimen talibán en Afganistán incluyó al ajedrez en su lista de actividades prohibidas. La decisión se tomó bajo el argumento de que fomenta las apuestas, contraviniendo la Ley de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio. Esta medida, que afecta a cafés y clubes donde se practicaba el juego, ha desatado críticas y debates sobre su impacto cultural y social.
Desde su regreso al poder en 2021, los talibanes han impuesto una interpretación estricta del islam, restringiendo actividades que consideran inmorales o contrarias a su visión ultraconservadora. La prohibición del ajedrez, anunciada por Atal Mashwani, portavoz de la Dirección de Deportes, se basa en la Ley de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio. Esta ley fue aprobada en 2024, que proscribe juegos asociados a apuestas. Aunque el ajedrez no implica necesariamente dinero, los talibanes lo clasifican como un riesgo potencial.
En Kabul, propietarios de cafés como Azizullah Gulzada han expresado su desacuerdo, destacando que el juego era un espacio de socialización para jóvenes sin recursos para apostar. “Muchos países musulmanes tienen jugadores de elite internacional,” argumentó Gulzada, cuestionando la lógica religiosa detrás de la prohibición. Sin embargo, debe cumplir con la orden, que afecta a decenas de establecimientos donde el ajedrez era una actividad cotidiana.
Impacto en la comunidad afgana
La medida ha generado preocupación entre la comunidad afgana. Especialmente entre los jóvenes y los aficionados al ajedrez, un juego con siglos de historia en el país. Antes de 2021, Afganistán participaba en torneos internacionales, y figuras como Silvia Collas, entrenadora francesa, habían trabajado con talentos locales, según EL PAÍS. La prohibición no solo limita estas oportunidades, sino que también erosiona espacios de interacción social en un contexto de restricciones cada vez más severas.
La prohibición de los talibanes coincide con otras medidas, como la restricción a mujeres para jugar al ajedrez, revocada temporalmente en 2022 para la Olimpiada de Ajedrez, pero que sigue siendo un tema de debate.
Críticas internacionales ante la medida de los talibanes
La decisión ha sido criticada internacionalmente por organizaciones como Amnistía Internacional, que ven en ella un ataque a la libertad cultural. En Europa, medios como The Guardian destacan que el ajedrez, practicado en países musulmanes como Irán y Turquía, no tiene una conexión intrínseca con las apuestas, cuestionando la justificación talibán. Sin embargo, en Afganistán, la interpretación ultraconservadora prevalece, y actividades como el fútbol o el críquet también han sido reguladas.
En Kabul, la prohibición ha cerrado un capítulo para aficionados como Mohammad Esmaiel Jamshidi, presidente de la extinta Federación Afgana de Ajedrez. El mismo que en 1996 llevó a seis jugadores exhaustos a la Olimpiada de Ajedrez en Armenia, donde los recibieron con aplausos. Ahora, el futuro del ajedrez en el país parece incierto, con pocos espacios para su práctica.
Perspectivas para el futuro
La prohibición del ajedrez forma parte de una serie de medidas que reflejan la visión talibán de un estado islámico puro, pero también genera resistencia. En X, campañas como #AjedrezPorLaPaz piden reconsideración, mientras activistas locales buscan alternativas subterráneas. Sin embargo, la falta de diálogo con la comunidad internacional y la presión interna por los talibanes sugieren que la prohibición podría persistir, afectando no solo al ajedrez, sino a la identidad cultural de Afganistán.