Soy un estudiante
Hace poco acabé con éxito de impartir piano en un curso vacacional del mencionado instrumento. Fue una experiencia, al igual que las muchas que he tenido, muy grata y sobre todo enriquecedora.
Terminaron las clases y, lejos de solo dedicarme a enseñar, terminé aprendiendo. Aprendí sobre la seriedad con la que mis maestros ven en el juego; me formé en el arte de escuchar la verdad y saber sobrellevarla sin perder la paciencia; dominé el arte de la escucha aun en el ajetreado vaivén de sus brincos y clamores, que solo representan el entusiasmo por la vida y la energía que proyectan; aprendí a jugar con colores y demás, ¿quiénes serán…?
“Nadie es maestro, bueno, hubo uno solo hace más de 2000 años… eso es otra historia.
Nada menos que, “los niños”, como el argot popular los denomina.
Un gremio de seres iluminados y pequeños genios que necesitan de un guía capacitado para poder comprender toda la genialidad que subyace en ellos. Ninguno es “malcriado”, ninguno es “payaso”, ninguno es lento de aprendizaje; solo hay que ser empático, aprender a jugar y darse a entender. No tengo por qué negar lo contrario, nadie es maestro, bueno, hubo uno solo hace más de 2000 años… eso es otra historia.
