Sentenciado a 34 años de cárcel por asesinar a su sobrino



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El niño muerto en la urbanización Cielito Lindo sí fue asesinado, y al criminal lo condenaron a 34 años de cárcel.
Alex Cevallos Barberán (25) fue sentenciado a la máxima pena porque en el juicio se descubrió que acabó con la vida del menor cuando intentaba ultrajarlo sexualmente en un cuarto, informó el fiscal Carlos Piedra.
“La primera pista que nos ayudó a esclarecer la muerte del niño fue su pantalón. El menor fue hallado muerto en la calle con el pantalón en las rodillas”, expresó el fiscal.
Ese detalle fue clave en la investigación para probar que detrás de la muerte no había un suicidio ni un ataque violento de perros.
El menor de diez años fue encontrado muerto el 28 de junio con un disparo en la cabeza.
En un principio se sospechaba que había sido asesinado por Cevallos, que es su tío político, pero esa teoría quedó parcialmente descartada con un estudio forense.
El procesado fue sometido a una pericia microscópica donde se determinó que en las manos no tenía residuos de plomo. Aquello hizo presumir que no disparó el arma y por ese motivo quedó en libertad.
Pero en el juicio se descubrió que la pericia salió negativa porque el procesado metió las manos al tanque de un baño, luego se lavó los brazos y después cambió toda la escena del crimen, reveló el fiscal.

> contradicción. Piedra explicó que la reconstrucción de la escena del crimen fue crucial para probar que el tío político mató al niño.
“En esa pericia el acusado se contradijo en algunos detalles, y se pudo comprobar que le disparó al niño en la entrada de una de las habitaciones, posiblemente mientras trataba de huir del intento de la agresión sexual”, dijo el fiscal.
Al inicio de la investigación, Cevallos sostenía que la muerte fue por el ataque de un perro, y cuando fueron a la casa a practicar la reconstrucción de los hechos cambió de testimonio, quedando al descubierto su participación en la muerte. Cevallos dijo que cambió la escena por miedo a que lo culparan del crimen.
El funcionario manifestó que la responsabilidad del acusado quedó demostrada en un juicio que culminó ayer en el Palacio de Justicia de Manta. El procesado fue sancionado con la máxima pena porque cometió el crimen con tres agravantes: movió la escena, escondió el arma y mató a un niño.
En el juicio se confirmó que también trató de distraer a los policías diciendo que el menor había sido atacado por los perros, pero esa teoría quedó descartada porque no tenía mordeduras.
Además, una pericia forense y el resultado de la autopsia determinaron que el disparo que tenía el niño en la cabeza no presentaba las  características de un impacto de bala por suicidio.
Las manos del niño también fueron sometidas a una pericia y no tenía componentes del plomo. “Esa prueba ratificó que el niño no se quitó la vida ni manipuló el arma de fuego calibre nueve milímetros”, añadió el funcionario.

> Pistola. El fiscal manifestó que luego del crimen el acusado desarmó la pistola y escondió sus partes en dos lugares: en el tanque de un baño y dentro de un aljibe.
“Además movió el cuerpo del niño sacándolo de su casa hasta la calle para fingir el ataque de los perros”, expresó el funcionario.
Piedra dijo que el menor estaba al cuidado de su tío político a tiempo completo desde hace varios meses porque su madre trabajaba en la provincia de Santa Elena.
El fiscal reveló que el cadáver fue sometido a un examen donde se descubrió que tenía lesiones de violencia posiblemente por un ataque sexual que no había ocurrido el mismo día de su muerte.
“Es decir que el día de su muerte lo que hubo fue intentó de violación, y al tratar de defenderse fue asesinado”, agregó.

>  Apelación. El acusado es defendido por el abogado Brayan Mendoza.
Él dijo que no se puede decir que hubo intento de violación porque nunca se comprobó esa hipótesis. “Mi cliente fue condenado sin pruebas. Él ha sido juzgado y sancionado con una pena demasiado alta simplemente por haber escondido el arma de fuego, sin probarse que hubo asesinato”, expresó Mendoza.
Él reconoció que su defendido escondió la pistola por temor ante la muerte del niño que cuidaba.
Mendoza manifestó que apelará la condena  porque tiene pruebas a su favor para demostrar la inocencia del procesado.
“Si mi cliente hubiera disparado, tendría sangre salpicada en su camisa. Y los rastros sanguíneos hallados en las prendas eran producto del contacto que hubo de mi defendido cuando trató de ayudar al niño. Eso quedó demostrado en los peritajes”, agregó.
El abogado dijo que la prueba de parafina hecha a su cliente tampoco fue valorada por los jueces.
“La pólvora queda impregnada en las manos de una persona por 24 horas. Y, si llega a lavárselas, aún mantienen las partículas en la piel, y al procesado no le encontraron ningún componente de plomo. Tampoco en sus prendas”, precisó. Mendoza dijo que en los próximos días apelará la sanción en la Corte Provincial de Justicia para ser declarado inocente. El acusado se defiende en libertad.

-La autopsia: El niño vivía con sus abuelos en el cantón El Carmen, pero debido a la pandemia su madre lo había traído a su casa, ubicada en Cielito Lindo. La investigación de la Fiscalía revela que ella lo había dejado al cuidado de su cuñado debido a que había viajado a la provincia de Santa Elena a trabajar.  La pistola que usaron en el crimen es una Smith & Wesson.



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