El ajo (Allium sativum), ampliamente utilizado en la cocina tradicional, ha demostrado aportar beneficios significativos para la salud, según investigaciones médicas recientes. Tres razones respaldadas por la ciencia justifican su incorporación diaria en la dieta: fortalece el sistema inmunológico, ayuda a regular la presión arterial y favorece la salud digestiva. El consumo habitual, en dosis adecuadas, puede contribuir a la prevención de enfermedades crónicas.
Refuerzo inmunológico comprobado con el consumo de ajo
Una de las razones más destacadas para consumir ajo es su capacidad de fortalecer el sistema inmunológico. Diversos estudios clínicos han demostrado que los compuestos activos del ajo, como la alicina, tienen propiedades antimicrobianas, antivirales y antifúngicas.
Una investigación publicada en la revista Clinical Nutrition reveló que el consumo regular de ajo puede reducir la duración y la frecuencia de resfriados comunes. Además, estudios en pacientes con sistemas inmunodeprimidos han mostrado mejorías en su respuesta inmunológica tras la incorporación del ajo en la alimentación diaria.
Esto convierte al ajo en un aliado nutricional clave, especialmente en temporadas de alta incidencia de enfermedades respiratorias.
Beneficio cardiovascular: presión arterial bajo control
El ajo también es reconocido por su efecto positivo en la salud cardiovascular. En particular, su consumo se ha relacionado con la reducción de la presión arterial, gracias a la acción vasodilatadora de sus compuestos azufrados.
Una revisión publicada por la Cochrane Library en 2023 analizó más de diez estudios controlados y concluyó que el ajo puede disminuir la presión arterial sistólica entre 7 y 10 mmHg en personas con hipertensión leve.
Además, se ha observado que el ajo puede contribuir a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y mejorar la circulación sanguínea, lo que ayuda a prevenir enfermedades como el infarto de miocardio y los accidentes cerebrovasculares.
Salud digestiva y función antibacteriana natural
El tercer beneficio respaldado por evidencia científica está relacionado con la salud digestiva. El ajo favorece el equilibrio de la microbiota intestinal y actúa como un antibacteriano natural contra bacterias patógenas como la Helicobacter pylori, asociada con úlceras gástricas.
La Universidad de Maryland Medical Center reporta que el ajo crudo o cocido puede estimular la producción de enzimas digestivas y mejorar la absorción de nutrientes, lo que repercute directamente en una mejor salud gastrointestinal.
Además, algunos estudios han explorado su potencial efecto hepatoprotector, ayudando al hígado a procesar toxinas y grasas más eficientemente.
Consume ajo y sigue estas recomendaciones
Para aprovechar estos beneficios, los expertos recomiendan el consumo de 1 a 2 dientes de ajo al día, preferiblemente crudos o ligeramente cocidos. La suplementación en cápsulas también es una opción segura, aunque debe ser consultada con un profesional médico, especialmente en personas que toman medicamentos anticoagulantes.
Aunque el ajo es generalmente seguro para la mayoría de las personas, su consumo excesivo puede provocar malestar gástrico o irritación. También puede causar interacciones farmacológicas, por lo que se recomienda precaución en pacientes con tratamientos médicos activos.