“No tengo un átomo de arrepentimiento por lo que hicimos por nuestra Patria”



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En medio de una caravana, entre gritos y abrazos, el exvicepresidente Jorge Glas llegó a la ciudad de Guayaquil para dirigirse al coliseo River Oeste donde ya era esperado por unos 400 simpatizantes.

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Aunque se esperaba que su arribo se diera a las 19h00, el exvicepresidente llegó alrededor de las 21h45 de este domingo 10 de abril.

En el lugar, Glass se abrió paso entre las personas para llegar a la tarima y dirigir unas palabras a los presentes:

“No tengo un átomo de arrepentimiento de lo que hicimos por la patria”.

“Me detuvieron por ponerme del lado de ustedes, por oponerme a la rifa de cargos públicos y al tongo de Moreno. Todo se cumplió”.

“Tuvieron 4 años y medio para encontrar las supuestas pruebas por las que fui condenado, no encontraron nada, porque tengo mis manos limpias, pero no me arrepiento de nada”.

“Me fui un día dejando un hijo de 14 años y uno de 8 y vuelvo 4 años y medio después, espero comprendan, pero pronto estaré caminando junto con ustedes”, sostuvo Glas.

Condena y liberación

Jorge Glas, vicepresidente de Ecuador durante el mandato de Rafael Correa (2007-2017) y condenado a ocho años por varios casos de corrupción, fue liberado este domingo por un recurso de “habeas corpus”, en medio del festejo de cientos de simpatizantes del correísmo.

Glas, de 52 años, fue liberado gracias a un recurso de “habeas corpus” otorgado el sábado por el juez Diego Javier Moscoso, de la Unidad Multicompetente de Santa Elena, la capital de la provincia costera del mismo nombre.

El exvicepresidente, que guardaba prisión desde finales de 2017, fue condenado en tres casos de corrupción, uno de ellos por asociación ilícita relacionado con la trama de sobornos de la compañía brasileña Odebrecht, otro por recibir dinero ilegal para su movimiento político y un tercero por cohecho en un juicio relacionado con contratos petroleros, que está en apelación.

Glas deberá continuar con las causas pendientes que tiene con la Justicia; una de ellas la del impedimento de abandonar el país, esta se le impone como una de las medidas sustitutivas a la prisión.

Resguardado por policías y rodeado de simpatizantes, Glas salió de una prisión de la localidad andina de Latacunga visiblemente contento, entre los gritos de apoyo y aplausos de decenas de correístas que organizaron una caravana de vehículos para acompañarlo hasta Guayaquil, ciudad donde reside.