Ni los dolores de parto ni la edad los hizo desistir de votar



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José Mero sudaba mientras veía que su esposa, Ana Cevallos, con dolores de parto, no podía ejercer rápido su derecho al voto.

Ocurrió en la junta 2 de mujeres en la Unidad Educativa Fiscal Fanny de Baird de la parroquia Leonidas Plaza, del cantón Sucre.
Ellos habían llegado cerca de las 06h30 a sufragar y apenas abrieron las puertas del recinto ingresaron, pero la junta receptora del voto (JRV) aún no estaba instalada.
Los minutos pasaban y la desesperación aumentaba, ya que Ana, con nueve meses de embarazo, comenzó a presentar contracciones más fuertes y seguidas.
“Cuidado va a parir aquí”, decía una de las mujeres que esperaban en la fila.
Finalmente, cerca de las 07h30, llegó una de las vocales de la JRV y tras terminar de contabilizar las papeletas habilitaron la votación, dándole prioridad a la mujer. Con el certificado en mano, la pareja se fue al hospital.

JORNADA. Apoyado de su bastón, Virgilio de los Ángeles Gorozabel Alcívar, de 71 años, caminó desde el barrio 4 de Noviembre al centro de Manta para ejercer su derecho al voto.
Aseguró que llegó solo y “a pie”, porque no tenía para pagar la carrera de un taxi.
Él sufragó en la Unidad Educativa Stella Maris, donde fue ayudado por delegados del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Aunque no estaba permitido vendedores en los exteriores de los recintos electorales, algunas personas aprovecharon para ofrecer productos. Por ejemplo, en las afueras de la Unidad Educativa Alida Zambrano, de El Carmen, Jorge Ponce cobraba 0,25 centavos por plastificar el certificado de votación.



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