En el corazón de Samborondón, un grupo de artistas se reúne cada miércoles para desafiar al público con su mejor arma: el humor. Más que un simple espectáculo, este ‘open mic’ o micrófono abierto se ha convertido en un auténtico laboratorio de comedia, donde tanto novatos como profesionales afinan sus rutinas y se enfrentan a un público real que busca disfrutar de una noche diferente, llena de risas y espontaneidad.
Cada semana, el escenario recibe a una mezcla diversa de talentos: desde periodistas deportivos, productores de televisión, profesores de inglés hasta controladores aéreos. Lo que los une no es solo su pasión por la comedia, sino también la necesidad de desconectarse del estrés cotidiano, pulir su material y, claro, ganarse una cerveza al final de la noche como premio simbólico por su esfuerzo.
Kevin Fernández, el motor detrás del ‘micrófono abierto’
Productor de televisión y humorista, Kevin Fernández es el fundador del grupo Lapsus Comedy, responsable de mantener vivo este espacio desde hace más de cinco años. Para él, el ‘micrófono abierto’ es el “gimnasio de los comediantes” ecuatorianos, un lugar indispensable para crear una verdadera escena de stand-up en el país.
“Aquí escribimos, probamos y fallamos. No siempre un chiste funciona, pero de esos intentos nace el material que luego se presenta en shows más grandes”, explica Fernández, quien cuenta con más de dos décadas dedicadas al humor, incluyendo su paso por el programa Lapsus Brutus en los años 90.
Además, destaca la naturaleza inclusiva del evento. “Cualquiera puede subir, ya sea un profesional o alguien que se anima por primera vez. Este espacio es la puerta de entrada para muchos que buscan su lugar en la comedia”, añade.
De Ecuador a México y más allá
No solo los locales forman parte de esta escena. Juan Enríquez, un comediante ecuatoriano que ha encontrado su espacio en la competitiva escena de stand-up en Ciudad de México, volvió a subirse al micrófono de Samborondón durante una visita a su tierra natal. Con su personaje Juanónimo, Juan resalta la importancia del ‘micrófono abierto’ para probar material antes de presentarlo en escenarios más grandes.
“Todo comienza aquí, frente a un público real. No importa el país ni el mercado; el proceso creativo es el mismo”, dice.
Una comunidad que crece y se fortalece
Este ‘micrófono abierto’ ha trascendido como punto de encuentro para comediantes de distintos países: México, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia y Venezuela han dejado su huella en las noches de Samborondón. Para ellos, como para los artistas locales, este espacio es esencial para crear comunidad, formar audiencias y crecer profesionalmente.
Kevin Fernández enfatiza que el ‘micrófono abierto’ es más que contar chistes: “Construimos escena, nos apoyamos entre nosotros, somos una familia disfuncional pero unida con un objetivo común: que la comedia ecuatoriana tenga su lugar y siga creciendo”.
El público, el mejor juez del ‘micrófono abierto’
Para los asistentes, la velada es sinónimo de humor fresco y espontáneo. Con intervenciones limitadas a cinco minutos, cada comediante se enfrenta al reto de conquistar a un público que busca desconectarse de la rutina con buenas risas.
Este ‘micrófono abierto’ no solo ofrece una noche distinta en Samborondón, sino que es una plataforma vital para la profesionalización y crecimiento del stand-up en Ecuador, y un espacio donde el talento y la autenticidad se celebran entre risas.