Maripaz Cedeño nació en Guayaquil, con raíces manabitas. Llegó a Gainesville para estudiar y pronto descubrió que, más allá de los libros, lo que más iba a extrañar era la comida ecuatoriana. “Extraño todo literal, extraño el encebollado, extraño el ceviche. Más que todo, yo soy de costa, entonces manejo mucho el marisco”, comenta con nostalgia. Ella trabaja en Mi Apa Latin Café, un lugar que evoca la calidez latina en Estados Unidos.
Gainesville, en el norte de Florida, vibra al ritmo de la Universidad de la Florida y su comunidad estudiantil. Pero, más allá de los pasillos académicos, la ciudad respira diversidad. Entre cafeterías, librerías y residencias universitarias, los migrantes latinos, entre ellos ecuatorianos, han encontrado pequeños espacios donde reviven su cultura. Uno de ellos es Mi Apa Latin Café, que se ha convertido en punto de encuentro para hispanos de distintas nacionalidades, incluidos ecuatorianos.
En esta ciudad universitaria donde confluyen estudiantes de distintas partes del mundo, Maripaz halló este punto de encuentro inesperado: un restaurante cubano que se ha convertido en referencia para toda la comunidad latina. “Este restaurante básicamente es de comida cubana y latina, pero en sí es como un punto específico donde todos los latinos vienen, incluidos ecuatorianos”, explica.
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Ecuatorianos en busca de sabores familiares en Mi Apa Latin Café
La experiencia de Maripaz refleja la de muchos compatriotas que pasan por Gainesville. Algunos llegan por estudios, otros de paso hacia otras ciudades, pero todos buscan un espacio donde la comida evoque cercanía. “Conocí de muchos ecuatorianos acá que incluso vienen a estudiar, porque es una ciudad universitaria, y otros que viven aquí o que paran de pasadita y vienen a comer”, señala.
Aunque Gainesville es pequeña y carece de restaurantes ecuatorianos visibles, han surgido pequeños negocios caseros que ofrecen platos típicos los fines de semana. “Hay personas que venden comida ecuatoriana desde sus casas… encebollado, ceviche, tongas”, recuerda Maripaz. Sin embargo, el restaurante cubano donde pasa tiempo se ha convertido en el lugar donde la comunidad se siente acogida.
La visión desde el restaurante
La peruana Sheila Culque, directiva del local, confirma esta afluencia de clientes ecuatorianos. “Tenemos muchos ecuatorianos que vienen a consumir, a los ecuatorianos les gusta la comida cubana”, asegura. El lugar, que emplea entre dos y tres personas según la temporada, ha logrado posicionarse como un punto de referencia multicultural. “Aquí lo que caracteriza al restaurante es que todo el mundo viene a comer el sándwich cubano”, añade con orgullo.
La presencia de migrantes de diferentes nacionalidades mantiene vivo el ambiente y hace que el menú se expanda. Sheila afirma que quieren seguir añadiendo opciones y creciendo, siempre con la idea de ofrecer un espacio donde los latinos, y en particular los ecuatorianos, se sientan parte de una gran familia.
Nostalgia y pertenencia
Para Maripaz, la Florida tiene el clima más parecido a la costa ecuatoriana, y Gainesville, aunque pequeña, le ha dado un pedazo de hogar en medio de la distancia. “Me encanta la Florida por el clima. Desde el inicio dije que era lo más parecido que hay con Ecuador, Guayaquil, la costa”, reflexiona.
Su testimonio muestra cómo, aun lejos de casa, los migrantes ecuatorianos construyen comunidad en torno a la comida y los lugares de encuentro. Allí, entre un sándwich cubano y una conversación improvisada, los sabores caribeños y la nostalgia del encebollado se mezclan para crear un espacio compartido que también sabe a Ecuador. (04)