La ropa de paca vino para quedarse



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La ropa americana no pasa de  moda y no importa si se compra  usada.

En Manta se encuentran estas prendas en diferentes locales.
Camisetas, camisas, vestidos, pantalones, zapatos, pantalonetas; para hombres, mujeres y niños, marcan tendencia.
Por tradición, la mayoría de estas prendas fueron compradas originalmente en Estados Unidos, allá se las usó poco tiempo y luego quienes eran sus dueños las donaron.

Rosa Cedeño cuenta que gracias a una amiga descubrió la ropa americana y que desde el 2005 no ha dejado de comprarla.
“Tengo casi 20 años que no sé lo que es comprar ropa  nueva. Rara vez se compra en centros comerciales, como para ocasiones especiales”, dijo esta madre de familia.

A su esposo y a sus tres hijos les compra ropa americana y lo hace cada seis meses. Ella cuenta que por cada compra ella invierte entre 150 a 200 dólares, mientras que ese mismo monto en un centro comercial sería solo para ella.

> Precios.  En ‘Novedades Edilma’ hay prendas que van desde los dos dólares, y lo más caro son los vestidos, que pueden llegar a costar hasta los $20.

Este local abrió sus puertas hace tres meses  en la avenida 109 y calle 103, en Tarqui, y su propietaria, Edilma Macías, cuenta que las ventas marchan bien.

Ella dijo que son mujeres quienes principalmente llegan a su establecimiento y compran prendas para varios miembros de su familia. En el caso de los hombres, hay camisetas tipo Polo que pueden llegar a costar hasta diez dólares, todas de marcas estadounidense, y muchas de ellas llegan incluso con las etiquetas originales.

Edilma vivió 21 años en España, hasta que decidió regresar a Manta para iniciar su negocio. En la mayoría de locales de venta de ropa americana hay camisetas que cuestan desde los cinco dólares, mientras que los pantalones bordean entre los 8 y los 10 dólares.

La venta de ropa de segunda mano o “paca”, como es conocida, es una actividad comercial generalizada en muchas partes del mundo. Su bajo precio, competitividad y alta demanda entre personas de menor poder adquisitivo han hecho de este un negocio rentable, pero en el Ecuador es una actividad que fue prohibida por el gobierno hace más de diez años.

Martha Cedeño, comerciante de este tipo de ropa, contó que los bultos llegan directamente de Estados Unidos por barco y que lo hacen a puertos de países vecinos para luego ingresar al país por vía terrestre. La comerciante aseveró que cada mes llegan nuevas prendas y la mayoría lo hacen con las etiquetas originales. “Las pacas son cerradas y no se conoce con certeza la calidad, el tipo de prendas, el estado, la cantidad que contienen”, dijo.

Hay bultos que cuestan desde 700 dólares en adelante y otros que pueden llegar a sobrepasar los mil dólares, pero que en dichos bultos llegan puras prendas con etiquetas originales. Ella explica que dichas prendas son dadas de bajas en los almacenes de Estados Unidos cuando permanecen mucho tiempo en las perchas o en las bodegas, o porque pasaron de moda o el cambio de estación en Estados Unidos.
“Nosotros tenemos facturas de compras. Adquirimos las prendas de manera legal. Se la compramos a los distribuidores”, dijo.

El comercio mundial de ropa usada ha crecido de forma constante en los últimos 30 años, acelerándose al mismo tiempo que la moda rápida y los ciclos de consumo en Occidente.

De acuerdo con una proyección de la empresa de análisis de datos Global Data, el tamaño del mercado global de moda de segunda mano pasará de $28.000 millones en 2019 a $51.000 millones en 2023.



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