Infidelidad y genética: lo que los estudios recientes revelan sobre este comportamiento

Nuevas investigaciones científicas analizan si la infidelidad tiene un origen genético, explorando factores biológicos que podrían influir en este comportamiento en humanos.

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Investigaciones analizan el vínculo entre biología y comportamiento infiel
Investigaciones analizan el vínculo entre biología y comportamiento infiel

Gabriela Mantuano

Redacción ED.

Gabriela Mantuano

Redacción ED.

Nací en Manta, Manabí, el 24 de julio de 1989. Licenciada en Ciencias de la Comunicación en la UL... Ver más

Diversos estudios científicos realizados en los últimos años han planteado la posibilidad de que la infidelidad tenga una base genética. Investigadores de universidades en Estados Unidos, Reino Unido y Europa han explorado esta hipótesis mediante análisis de comportamiento, genética y neurobiología, buscando entender si ciertos rasgos biológicos predisponen a algunas personas a ser infieles.

Una pregunta antigua con nuevos enfoques científicos

La infidelidad, definida como la ruptura de un acuerdo de exclusividad en una relación, ha sido objeto de estudio en las ciencias sociales por décadas. Sin embargo, recientemente se ha incrementado el interés en abordar este fenómeno desde una perspectiva biológica, en especial en áreas como la genética del comportamiento y la neurociencia.

Un estudio de la Universidad de Queensland, Australia, publicado en Evolution and Human Behavior, analizó datos de más de 7,000 gemelos y encontró una correlación moderada entre la infidelidad y factores genéticos, sugiriendo una posible influencia hereditaria en este comportamiento. Los resultados indicaron que aproximadamente el 63% de los hombres y el 40% de las mujeres que reportaron infidelidad tenían parientes con historias similares.

Hormonas y neurotransmisores en el foco del análisis

Más allá de la genética, los científicos han investigado el papel de hormonas como la vasopresina y la oxitocina, relacionadas con el apego y los vínculos afectivos. Variaciones en los receptores de estas sustancias han sido asociadas con una menor estabilidad en las relaciones.

Un estudio realizado por el Instituto Karolinska de Suecia identificó un polimorfismo en el gen AVPR1A, relacionado con la vasopresina, que podría estar vinculado a una menor propensión a la monogamia en ciertos individuos. Este tipo de hallazgos no afirman una causalidad directa, pero sí abren la puerta a considerar múltiples factores biológicos involucrados.

Asimismo, investigaciones con resonancia magnética funcional (fMRI) han demostrado que ciertas áreas cerebrales se activan durante la toma de decisiones vinculadas con el deseo, el riesgo y el impulso, aspectos que pueden influir en comportamientos infieles.

Críticas, limitaciones y contexto social

A pesar de estos avances, la comunidad científica subraya que la infidelidad es un fenómeno multifactorial. La genética puede aportar información, pero no determina completamente el comportamiento. Factores como la educación, el entorno sociocultural, las experiencias personales y las decisiones conscientes tienen un peso significativo.

Especialistas como la psicóloga estadounidense Dr. Helen Fisher, que ha estudiado la neurobiología del amor, coinciden en que hay componentes biológicos en la atracción y el vínculo, pero advierten que reducir la infidelidad a la genética podría generar interpretaciones simplistas y peligrosas.

En el ámbito legal y ético, algunos expertos advierten sobre el uso erróneo de este tipo de investigaciones para justificar conductas personales. No existe evidencia suficiente para afirmar que una persona sea «biológicamente infiel» o que sus decisiones afectivas estén determinadas exclusivamente por sus genes.

Conclusión y estado actual de la investigación

La ciencia continúa explorando la compleja relación entre biología y comportamiento humano. Aunque hay indicios de que algunos factores genéticos y neuroquímicos pueden influir en la propensión a la infidelidad, no existe una «respuesta definitiva». Hasta el momento, los estudios son preliminares y deben interpretarse con cautela.

Los expertos coinciden en que, más allá de la biología, comprender la infidelidad requiere un enfoque interdisciplinario que combine genética, psicología, sociología y cultura. La investigación científica sobre la infidelidad sigue avanzando, y sus hallazgos podrían contribuir, en el futuro, a un mayor entendimiento del comportamiento humano en las relaciones afectivas.

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