El desempleo crece después de los 65 años



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Ángel Quijije tiene claro que para poder sobrevivir debe salir a trabajar, aunque hay días en que sus fuerzas no se lo permiten.

Tiene 75 años y 30 de ellos se ha dedicado a cuidar carros. Ahora lo hace en las calles Quito y Gabriela Mistral (Portoviejo), a donde llega todas las mañanas con la esperanza de recaudar algo de dinero para comprar su comida.
“Antes era bueno, ahora ya no”, comenta con voz baja, como si le faltaran fuerzas para expresarse con facilidad.
De hecho, camina lento y prefiere recostar su cuerpo en un vehículo para tratar de descansar. A los conductores prefiere llamarlos con una franela roja y un pito que lleva colgado en el cuello.
Ángel dice que trabaja para sobrevivir, aunque hay días en que solo logra recaudar 3 dólares. No es beneficiario del bono del Gobierno, pese a que lo han inscrito.
Él es uno de los adultos mayores que se observan a diario en las calles de Portoviejo trabajando. La mayoría lo hace de manera informal, vendiendo algún producto.

DESEMPLEO. A escala nacional, la tasa de empleo adecuado que tienen las personas mayores de 65 años es la más baja con el 13,1%, seguido de las personas de entre 15 y 24 años, cuya tasa de empleo es del 17,8%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En Manabí, la población mayor a los 65 años bordea los 115 mil habitantes. Quienes gozan de la pensión jubilar son 26.462 personas (23%). Es decir, entre los jubilados y las personas con un empleo pleno, alcanzan el 36,1%, mientras que el 63,9% estaría en las estadísticas de desempleo, subempleo, empleo no remunerado, como lo clasifica el INEC.
Manuel Macías está dentro de estas cifras, pues a sus 75 años se dedica a la venta de jugo de coco. No tiene un ingreso fijo y todo depende de cómo esté el día. Si el clima es caluroso, logra vender unos 25 dólares, pero cuando el día es frío, apenas llega a los $ 10.
Macías recorre las calles de Portoviejo en su triciclo y se suele estacionar a un costado de la gasolinera Universitaria, en la calle Atanasio Santos y avenida Urbina. Dice que aún tiene las fuerzas para seguir trabajando y espera seguir así hasta que cumpla los 80 años para luego descansar, aunque por ahora no sabe qué hará porque no cuenta con un seguro, por lo que no tendrá derecho a una jubilación pese a que ha trabajado durante 51 años en lo mismo. Así conoció a su esposa y les dio educación a sus hijos.



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