El Parlamento iraní aprobó el 22 de junio de 2025 una propuesta para cerrar el Estrecho de Ormuz, vía clave para el 20% del comercio mundial del crudo, en respuesta a ataques de Estados Unidos contra instalaciones nucleares. La decisión pende del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Este conflicto genera temores de una crisis energética global que podría elevar los precios del petróleo y afectar economías como la de Ecuador.
¿Qué es el Estrecho de Ormuz?
El Estrecho de Ormuz, ubicado entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán, es una ruta marítima estratégica de 54 kilómetros de ancho en su punto más angosto, controlada por Irán y Omán desde 1975. Por sus aguas transitan diariamente unos 13 buques cisterna que transportan más de 15 millones de barriles de petróleo, equivalentes al 20% de la producción mundial de crudo, según la Agencia Internacional de Energía. Además, cerca del 20% del gas natural licuado (GNL) global, principalmente de Qatar, pasa por esta vía, según Bloomberg.
Este estrecho es considerado “el punto de estrangulamiento petrolero más importante del mundo” por la Administración de Información Energética de EE.UU. Su relevancia radica en ser la principal salida marítima para productores como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Kuwait. A lo largo de los años, ha sido escenario de tensiones, como sabotajes a petroleros en 2019 y amenazas de cierre por parte de Irán en 2011 y 2018, sin que se haya bloqueado completamente.
Tensiones históricas y situación actual
El Estrecho de Ormuz ha sido un foco de conflicto debido a su importancia geopolítica. En 2006, el líder supremo iraní, Alí Jamenei, estableció que un bloqueo solo se justificaría como respuesta a una agresión externa. Desde el 13 de junio de 2025, la escalada entre Israel e Irán, agravada por ataques estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes, ha reavivado temores de interrupciones. “El bloqueo del Estrecho es el arma nuclear de Irán”, afirmó Francis Perrin, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, a RFI el 15 de junio.
Aunque no se han reportado interrupciones físicas en el suministro, según Michael Wan del banco MUFG, los mercados permanecen volátiles. La amenaza de cierre, respaldada por el Parlamento iraní, podría disparar los precios del crudo Brent por encima de los 100 dólares por barril, según proyecciones de Goldman Sachs, o incluso alcanzar los 200 dólares en un bloqueo prolongado, como estimó el viceprimer ministro iraquí Fuad Hussein.
Implicaciones para Ecuador
Un cierre del Estrecho de Ormuz tendría un impacto significativo en Ecuador, un país dependiente de las exportaciones de petróleo, que representan cerca del 30% de sus ingresos fiscales. Aunque Ecuador no importa crudo directamente del Golfo Pérsico, un aumento en los precios globales del petróleo podría beneficiar temporalmente sus exportaciones, según analistas locales. Sin embargo, este escenario también elevaría los costos de combustibles importados, como la gasolina y el diésel. La situación afectaría el transporte, la industria y el consumo doméstico.
Además, una crisis energética global podría incrementar la inflación en Ecuador, donde el índice de precios al consumidor ya enfrenta presiones por la inestabilidad económica. Las cadenas de suministro de bienes importados, como alimentos y productos electrónicos, también podrían verse afectadas por retrasos en el comercio marítimo. Aunque existen rutas alternativas limitadas, como oleoductos en Arabia Saudita y Emiratos, su capacidad no compensaría un bloqueo total, según la Agencia Internacional de Energía.
Perspectivas y riesgos globales
La decisión final sobre el cierre del Estrecho recae en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán. Expertos advierten que un bloqueo sería un “suicidio económico” para Teherán, dado que el 95% de su petróleo se exporta a China, según Perrin. Para Ecuador y el mundo, la estabilidad de esta ruta marítima es crucial para evitar un shock económico de proporciones impredecibles.