La Universidad de Harvard está próxima a cerrar un acuerdo con la administración del presidente Donald Trump que implicaría un pago de $500 millones para recuperar fondos federales y finalizar investigaciones por presunto antisemitismo en el campus, según una fuente citada por The Associated Press. Las negociaciones, aún sin detalles finales, podrían culminar en las próximas semanas, poniendo fin a un conflicto de meses que ha desafiado la autonomía de las universidades de élite.
Un conflicto prolongado
El enfrentamiento comenzó con una investigación del gobierno sobre acusaciones de antisemitismo en Harvard, derivando en la suspensión de $2,600 millones en fondos federales para investigación y contratos. Además de restricciones a la admisión de estudiantes internacionales.
Harvard respondió con dos demandas, argumentando que las medidas eran represalias ilegales por rechazar demandas que, según la institución, atentaban contra la libertad académica. La universidad, con una dotación de $53,000 millones, declinó comentar sobre el posible acuerdo.
El monto más alto registrado
El monto de $500 millones supera acuerdos previos con otras universidades de la Ivy League. La Universidad de Columbia pagó $200 millones para recuperar $400 millones en fondos de investigación, mientras que Brown destinó $50 millones a programas de desarrollo laboral en Rhode Island. El destino de los fondos que pagaría Harvard aún no está definido. Pero el acuerdo podría incluir concesiones administrativas, como ajustes en políticas de diversidad o programas académicos, según fuentes cercanas a las negociaciones.
La administración Donald Trump ha presionado a universidades de élite, acusándolas de promover agendas liberales. Desde 2024, ha recortado fondos a varias instituciones, incluyendo $1,000 millones a Cornell y $790 millones a Northwestern, condicionando su restitución a cambios en políticas de admisión y programas de equidad. Harvard, como principal blanco, ha enfrentado acusaciones de permitir antisemitismo durante protestas relacionadas con el conflicto Israel-Hamás. Lo que llevó a la intervención del Departamento de Justicia y el Departamento de Salud y Servicios Humanos, que han otorgado a Harvard $794 millones en asistencia federal desde 2023.
Advertencias desde el Congreso
Más de una docena de congresistas demócratas, muchos graduados de Harvard, expresaron su preocupación el 1 de agosto, advirtiendo que ceder a demandas políticas podría sentar un precedente peligroso para la educación superior. Entre los exalumnos destacados de Harvard están Barack Obama, graduado de la Escuela de Leyes y exeditor de la Harvard Law Review. Además de Al Gore, Ted Kennedy y varios miembros de la familia Kennedy, como Robert F. Kennedy Jr. Estos líderes han subrayado la importancia de preservar la independencia académica frente a presiones gubernamentales.
El posible acuerdo, si se concreta, marcaría un hito en las tensiones entre el gobierno de Trump y las universidades de élite. Harvard ha ganado dos medidas cautelares en tribunales, dirigidas por la jueza Allison D. Burroughs, pero ha optado por negociar para evitar una batalla legal prolongada que podría costar $10 millones en honorarios legales, según estimaciones. Sin embargo, la resistencia interna es notable: profesores, estudiantes y exalumnos han instado a la universidad a no aceptar supervisión externa. Tampoco a comprometer su autonomía en contrataciones o admisiones.
El desenlace de las negociaciones será crucial para el futuro de la relación entre el gobierno federal y las instituciones académicas. Mientras Harvard busca restaurar sus fondos, el debate sobre la influencia política en la educación superior continúa. Esto, con implicaciones que podrían extenderse a otras universidades enfrentadas a investigaciones similares. El caso de Harvard, con un impacto financiero potencial de $500 millones, refleja los desafíos de equilibrar la autonomía académica con las demandas de un gobierno que busca imponer su agenda en el ámbito educativo.