En un golpe contra el crimen organizado, la Policía detuvo a tres hombres en Manta y Portoviejo por el delito de extorsión. Esto tras sembrar el terror en 14 locales comerciales con misivas amenazantes, disparos y explosivos. Las autoridades también vincularon a un recluso que coordinaba los delitos desde la cárcel El Rodeo en Portoviejo.
Desde el 8 de abril de 2025, los comerciantes de Manta y Portoviejo vivían bajo amenazas. Sujetos en motocicleta dejaban panfletos intimidatorios en locales comerciales durante la madrugada, exigiendo sumas de entre 3,000 y 20,000 dólares. En algunos casos de extorsión, entregaban las misivas en persona. Mientras que en otros, los criminales recurrían a atentados con explosivos o disparos para presionar a las víctimas.
Los sectores afectados incluyeron por la extorsión son: La Pradera, Eloy Alfaro, El Palmar, Los Esteros, San Juan y el circuito La Fabril, zonas comerciales del distrito de Manta, Montecristi y Jaramijó.
Investigaciones por extorsión
Tras un mes de investigaciones, la Unidad Nacional Antisecuestros y Extorsión (UNASE) de Manabí ejecutó un operativo. Este culminó con la detención de Carlos Josué Peralta (23 años), Jhon Steven Linares (19 años) y Aaron Samuel Sánchez (19 años), señalados como los responsables de distribuir los panfletos y perpetrar los ataques.
También, se formularon cargos contra Yeroví Fernando Guanoluisa (24 años), un recluso que cumple condena en la cárcel El Rodeo de Portoviejo por tráfico de drogas, secuestro y extorsión, identificado como el cerebro detrás de las operaciones.
Entre las evidencias recolectadas por el delito de extorsión figuran panfletos amenazantes, dinero en efectivo y celulares, que vinculan directamente a los sospechosos con los delitos. La Policía destacó la precisión del operativo, que abarcó los cantones de Manta y Portoviejo, zonas donde la organización tenía influencia.

Una red operada desde la cárcel
Las investigaciones revelaron que Guanoluisa, desde su celda en El Rodeo, utilizaba mensajes de texto y llamadas para amenazar a las víctimas de extorsión, coordinando las acciones de los detenidos en las calles. Este modus operandi, según la UNASE, es común en organizaciones criminales que operan desde centros penitenciarios. Se aprovechan de la falta de control en las comunicaciones internas.
En 2024, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reportó que Manabí registró 1,234 denuncias por extorsión, un aumento del 15% respecto a 2023, lo que refleja la gravedad del problema en la provincia.
Los 14 locales afectados incluyen pequeños negocios y empresas medianas. Muchos de los cuales enfrentaron pérdidas económicas significativas debido al temor de nuevos atentados por extorsión. Un comerciante de La Pradera, que prefirió mantenerse en el anonimato por seguridad, declaró a la prensa local: “Vivíamos con miedo. Cada noche revisábamos si había panfletos o si algo explotaría. Esto tiene que parar”.
Antecedentes del líder
Guanoluisa, el recluso señalado como líder, tiene un historial delictivo que incluye condenas por tráfico de drogas, secuestro y extorsión. Su rol en la organización evidencia cómo algunos internos continúan delinquiendo desde prisión. Un problema que las autoridades han intentado abordar con operativos penitenciarios en los últimos años.
En 2023, el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI) reportó que el 60% de las extorsiones en Manabí tenían vínculos con reclusos. (27)