El ritual de la moneda en la Noche de San Juan es una tradición para atraer la prosperidad y la buena suerte en el ámbito económico. Este forma parte de las celebraciones de la Noche de San Juan, que coincide con el solsticio de verano y tiene raíces en prácticas paganas adaptadas al cristianismo.
Se realiza al término de la noche del 23 de junio, momento considerado de mayor energía mística, basándose en la creencia de que esta fecha amplifica los efectos de los rituales esotéricos y espirituales.
Paso a paso para tener tu moneda de San Juan
Para el ritual se requiere una moneda de curso legal, una bolsita de tela de aproximadamente 20 centímetros, un imán, un cascabel y un hilo blanco. A las 00:00 horas del 24 de junio se colocan estos elementos en la bolsa, que se cierra cosiéndola con el hilo blanco.
La bolsa se guarda en un monedero, bolso o cajón, evitando contacto con tarjetas de crédito para prevenir daños por el imán. Algunas versiones incluyen agregar un billete o purpurina.
Esta noche es especial
La Noche de San Juan tiene raíces en el solsticio de verano, celebrado desde tiempos paganos en el hemisferio norte, alrededor del 21 de junio. Con la cristianización, se asoció al nacimiento de San Juan Bautista, el 24 de junio, y su víspera se convirtió en una fecha ritual.
Documentos históricos, como los del siglo IV, registran hogueras como símbolo de purificación y renovación, adaptadas por la Iglesia. De hecho, las hogueras son el centro de la Noche de San Juan en varios países, encendidas a las 00:00 horas del 24 de junio. En España, el Ministerio de Cultura documenta su uso en ciudades como Alicante y Galicia, donde se queman estructuras de madera. Otra práctica común es el baño en aguas naturales, como ríos o mares, entre la medianoche y las 2:00 a.m., basada en la creencia de purificación. Algunos lugares, como Cataluña, incluyen saltar las hogueras tres veces para atraer buena suerte.
La importancia de San Juan Bautista en la Iglesia Católica
San Juan Bautista es una figura central en el cristianismo, reconocido como el precursor de Jesús. Según los Evangelios, anunció la llegada del Mesías y bautizó a Jesús en el río Jordán, marcando el inicio de su ministerio público.
La Iglesia Católica lo honra como el último profeta del Antiguo Testamento y patrón de varias regiones, como España y América Latina. Su importancia radica en su rol de puente entre las eras bíblicas y la fe cristiana. Además, era el hijo de Isabel, prima de la Virgen María. De acuerdo a la tradición religiosa, Jesús y Juan Bautista tenían una conexión desde el vientre de sus madres.