La contaminación acústica, un problema creciente en ciudades ecuatorianas, pone en riesgo la salud auditiva y general de la población. Según la OMS y estudios locales, niveles de ruido superiores a 85 decibelios causan daños irreversibles. En Quito y otras urbes, esta situación se agrava por la falta de cumplimiento de normativas. Desde abril 2025, expertos instan a la acción para mitigar sus efectos. La concienciación es clave para proteger a la ciudadanía.
En Ecuador, el ruido cotidiano en calles, mercados y zonas comerciales se ha convertido en un problema de salud pública. Según datos de GAES, varias ciudades superan los 85 decibelios, umbral que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera perjudicial. “La exposición prolongada a ruidos intensos puede causar pérdida auditiva progresiva o repentina”, explica Ariana Araujo, audioprotesista de GAES. Este escenario se ve agravado por el desconocimiento de los riesgos y la falta de aplicación de normativas locales. La Ley de Gestión Ambiental incluye regulaciones sobre el ruido, pero su cumplimiento es limitado.
Impactos del ruido en la salud y más allá
La exposición constante a niveles altos de ruido no solo afecta la audición. Estudios confirman que incrementa el estrés, altera el sueño y eleva el riesgo de hipertensión y ansiedad. Además, la contaminación acústica tiene un impacto económico, al reducir la productividad y aumentar los costos médicos. En el ámbito ambiental, animales urbanos sufren alteraciones en su comunicación y comportamiento debido al ruido excesivo. Estos efectos multidimensionales exigen una respuesta urgente.
La falta de concienciación sobre el ruido agrava el problema. En Ecuador, pocas personas reconocen los síntomas de daño auditivo, como acúfenos (zumbidos persistentes), y retrasan la búsqueda de ayuda médica. La OMS recomienda actuar rápidamente ante cualquier señal de pérdida auditiva para minimizar daños irreversibles. Sin embargo, la infraestructura para revisiones auditivas es limitada en algunas regiones, lo que dificulta el acceso a diagnósticos oportunos.
Soluciones prácticas para protegerse
Para mitigar los efectos del ruido, los expertos sugieren medidas accesibles. Utilizar protectores auditivos en entornos ruidosos, como construcciones o eventos, es fundamental. Limitar el uso de auriculares a un 60% del volumen y hacer pausas cada hora también ayuda. Las revisiones auditivas periódicas son esenciales, especialmente para quienes viven en zonas urbanas. Tecnologías como el sistema CROS ofrecen soluciones para quienes ya han perdido audición en un oído, mejorando su calidad de vida.
El Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, celebrado cada 30 de abril, es una oportunidad para educar a la población. En 2025, se espera que campañas locales promuevan estas prácticas. Sin embargo, expertos insisten en que el cambio requiere compromiso de autoridades y ciudadanos. La creación de zonas de baja emisión sonora y el fortalecimiento de inspecciones son pasos necesarios.
Hacia un futuro más silencioso
Ecuador enfrenta el desafío de equilibrar el desarrollo urbano con la salud pública. Aunque existen normativas, su aplicación depende de una mayor inversión en monitoreo y sanciones. La educación sobre los riesgos del ruido debe integrarse en escuelas y medios de comunicación. Soluciones tecnológicas y cambios en los hábitos diarios pueden marcar la diferencia. Reducir la contaminación acústica no solo protege la audición, sino que mejora el bienestar general.