Karina Eugenia Gámez Ramírez, madre de familia de 39 años y licenciada en enfermería, falleció el pasado jueves mientras viajaba en un bus interprovincial desde Quinindé hacia Esmeraldas para asistir a su tratamiento de diálisis. Su muerte ha causado conmoción no solo por el hecho en sí, sino por la decisión del conductor de la unidad, quien abandonó su cuerpo sin vida en plena vía pública en la parroquia Viche, sin notificar de inmediato a las autoridades.
El viaje que nunca terminó
Según versiones de familiares y testigos, Karina Gámez salió de su domicilio, ubicado en el sector “El Cristo”, alrededor de las 04h00 de la madrugada con destino al centro de salud donde se sometía regularmente a sesiones de diálisis, debido a una enfermedad renal crónica que padecía desde hace varios años.
Durante el recorrido, la mujer habría sufrido un infarto fulminante. Al llegar a la parroquia Viche, los pasajeros notaron que no respondía a estímulos y alertaron al conductor sobre su estado. Sin embargo, en lugar de detener la unidad para pedir asistencia médica o alertar a la policía, el chofer descendió el cuerpo en la vía pública y continuó con el trayecto, según los testimonios recabados.
Reacciones de la comunidad y familiares
El hecho generó indignación entre los habitantes de Esmeraldas y de la comunidad de origen de Karina. Su hermano expresó ante medios locales: “Karina merecía respeto, dignidad, incluso en sus últimos momentos. Nadie tiene derecho a abandonar así a una persona fallecida”.
La comunidad también cuestiona la ausencia de protocolos de emergencia en los servicios de transporte público interprovincial y la falta de capacitación del personal para actuar ante situaciones críticas como esta.
Autoridades investigan el hecho ocurrido en Esmeraldas
Personal de Criminalística y Medicina Legal acudió al sitio para realizar el levantamiento del cuerpo, que posteriormente fue trasladado al Centro Forense de Esmeraldas, donde se espera que la autopsia confirme la causa exacta de la muerte.
Las autoridades han iniciado una investigación formal para determinar posibles responsabilidades penales del conductor de la unidad, quien podría enfrentar cargos por omisión de auxilio y abandono de cadáver, según el marco legal vigente en Ecuador.
El artículo 370 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) establece sanciones para quienes, pudiendo evitar un daño mayor, omiten la prestación de ayuda a personas en peligro o fallecidas.
La salud renal en Ecuador: un problema creciente
El caso de Karina Gámez también ha puesto de relieve las condiciones que enfrentan las personas con enfermedades renales crónicas en el país. De acuerdo con datos del Ministerio de Salud Pública, más de 17.000 ecuatorianos requieren tratamientos de diálisis periódica, muchos de ellos obligados a desplazarse largas distancias por la falta de centros especializados en sus lugares de residencia.
En zonas como Quinindé y Esmeraldas, los pacientes deben recorrer más de 100 kilómetros para recibir atención, lo que incrementa los riesgos para su salud y calidad de vida. Organizaciones de pacientes renales han exigido al Estado mejorar la infraestructura sanitaria y garantizar transporte seguro y humanizado para quienes dependen de este tratamiento de por vida.
Exigen justicia en Esmeraldas
La muerte de Karina y el trato que recibió han reavivado el debate sobre la ética en el transporte público, los derechos de los pacientes crónicos y la necesidad de normas claras que aseguren la atención adecuada ante emergencias médicas durante viajes interprovinciales.
Familiares, organizaciones sociales y habitantes de Esmeraldas han solicitado una revisión de los protocolos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas y una sanción ejemplar al conductor implicado.
“Lo que ocurrió no debe volver a pasar. La vida y la dignidad humana deben estar por encima del tiempo y la rutina de cualquier ruta comercial”, señaló un representante del Comité de Defensa de Usuarios del Transporte Público. (12)