El fentanilo, un opioide sintético de uso médico controlado, comienza a generar alertas en Ecuador ante los primeros indicios de su desvío desde hospitales públicos hacia el mercado informal. Esto se informa según reportes de la Policía Nacional, el Ministerio de Salud Pública y declaraciones de especialistas médicos. Aunque su presencia aún es mínima en el país, la sustancia es utilizada en laboratorios clandestinos en Latinoamérica. Se mezcla con otras drogas ilícitas, lo que representa un riesgo creciente para la salud pública.
Desvío desde hospitales y hallazgos en zonas comerciales
El pasado 25 de junio, la Policía Nacional detectó en General Villamil Playas (Guayas) un centro de acopio ilegal. Este lugar contenía ampollas de fentanilo junto con otras tabletas de medicamentos.
Días después, también se encontraron productos similares en la Bahía, en Guayaquil, los cuales habrían ingresado por contrabando desde Perú, según investigaciones preliminares.
De acuerdo con Mishell Morales, psiquiatra consultada por Ecuavisa, pacientes atendidos por consumo de fentanilo refieren que el acceso a esta sustancia se da a través de contactos con personal médico o sanitario. Esto sugiere posibles filtraciones desde hospitales públicos, considerados la principal fuente legal de abastecimiento.
Una droga con alto potencial de adicción
El fentanilo es un analgésico opioide de alta potencia, utilizado principalmente en pacientes con dolor crónico o bajo cuidados intensivos. Su efecto es 100 veces más fuerte que la morfina, y requiere receta médica y control estricto para su prescripción, explica el médico intensivista Luis Felipe Meléndez.
En contextos no médicos, el fentanilo puede provocar rápida dependencia y reacciones fatales incluso en pequeñas dosis. En Estados Unidos, ha sido responsable de más de 173.000 muertes relacionadas con sobredosis en los últimos años, según datos oficiales.
Por esta razón, ha recibido el apodo de “droga zombie”. Esto se debe a los efectos que produce en el sistema nervioso y el comportamiento de quienes lo consumen sin supervisión.
Cárteles mexicanos detrás de la expansión en la región
El fentanilo de uso médico ha sido detectado en laboratorios clandestinos en países como Chile, Perú, Argentina, Colombia y Ecuador. Allí se mezcla con otras sustancias como cocaína y heroína, según reportes de agencias antidrogas.
Organismos como la DEA (Administración de Control de Drogas de EE. UU.) han identificado que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, en México, tienen la capacidad de producir 20.000 pastillas por hora utilizando esta sustancia como base.
Aunque Ecuador y Colombia no registran laboratorios propios, sí existe presencia de estas organizaciones criminales, advirtió Steven Dudley, investigador de Insight Crime, centro especializado en crimen organizado en América Latina.
Preocupación por falta de control interno y estadísticas
Actualmente, el Ministerio de Salud Pública de Ecuador no cuenta con un sistema estadístico específico ni políticas especializadas para el monitoreo del consumo no médico de opioides.
Las atenciones por trastornos mentales y de comportamiento debido al uso de opiáceos se concentran mayoritariamente en Guayas y Santa Elena, con los siguientes registros:
- Guayas: 684 atenciones en 2024 y 389 en lo que va de 2025
- Santa Elena: 252 atenciones en 2024 y 150 en lo que va de 2025
A pesar de que los casos de consumo de fentanilo son mínimos, especialistas coinciden en que la falta de protocolos de prevención, monitoreo y control podría facilitar una mayor circulación informal de esta sustancia en el corto plazo.
Llamado a fortalecer controles y vigilancia
Expertos en salud pública y organizaciones internacionales coinciden. Afirman que el uso médico del fentanilo debe mantenerse bajo estrictos controles regulatorios. Esto es para evitar que esta sustancia altamente adictiva llegue a manos de consumidores fuera del entorno hospitalario.
También se recomienda reforzar los controles en farmacias y hospitales, así como capacitar al personal médico sobre los riesgos del desvío y tráfico de opioides.
Mientras tanto, las autoridades en Ecuador trabajan en la identificación de puntos de distribución y posibles rutas de ingreso desde países vecinos. Esto forma parte de un esfuerzo para prevenir una crisis de salud pública similar a la vivida en Estados Unidos.