La donación masiva de esperma, practicada por individuos que engendran cientos de hijos, está generando preocupación en clínicas de fertilidad y científicos a nivel global desde 2017, principalmente en países como Países Bajos y Canadá, debido a los riesgos de endogamia y la transmisión de enfermedades genéticas que podrían impactar la salud de futuras generaciones.
La donación masiva de esperma
Donar esperma es un procedimiento regulado en muchos países para ayudar a personas con problemas de fertilidad. Sin embargo, casos de donantes que superan los límites legales, como el holandés Jonathan Meijer, quien engendró entre 550 y 1,000 hijos, han puesto en evidencia lagunas en la regulación. En Países Bajos, desde 2018, se limitó a 12 hijos por donante, pero la falta de registros nacionales permitió donaciones excesivas hasta 2025.
Riesgos genéticos identificados
Endogamia no intencional:
Estudios científicos señalan que la endogamia, resultado de cruces entre medios hermanos desconocidos, aumenta la probabilidad de enfermedades genéticas recesivas. Un artículo en The Conversation (2023) indica que donantes con más de 500 hijos elevan significativamente el riesgo de encuentros casuales entre descendientes, lo que podría derivar en incesto no intencional. Esto incrementa la prevalencia de trastornos como fibrosis quística o anemia falciforme.
Transmisión de enfermedades hereditarias:
En Quebec, Canadá, se descubrió en 2024 que tres donantes de una misma familia, responsables de 600 hijos, eran portadores de tirosinemia, una enfermedad hepática rara. Según ForumLibertas, este caso destaca la necesidad de pruebas genéticas exhaustivas, ya que las mutaciones no detectadas pueden propagarse ampliamente.
Impacto en la diversidad genética
Reducción de la variabilidad genética:
Investigaciones publicadas en Human Reproduction (2017) advierten que la concentración de material genético de pocos donantes reduce la diversidad genética poblacional. Esto puede aumentar la vulnerabilidad a enfermedades y disminuir la resiliencia genética ante cambios ambientales. En países con alta demanda de donaciones, como España, donde se registraron 27,320 nacimientos por reproducción asistida en 2014, la dependencia de bancos de esperma agrava este problema.
Regulaciones insuficientes:
Aunque países como España limitan a 6 nacimientos por donante (Ley 14/2006), la falta de registros internacionales permite que donantes viajen y donen en múltiples clínicas. En Países Bajos, un registro nacional implementado en abril de 2025 identificó 85 donantes masivos con más de 25 hijos cada uno, afectando a unos 3,000 niños.
Medidas para mitigar riesgos
Mejorar los registros globales:
La Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología (NVOG) propuso en 2017 un registro internacional para rastrear donaciones y evitar excesos. Esto garantizaría que los límites de descendencia se respeten globalmente.
Pruebas genéticas avanzadas:
Los bancos de esperma realizan análisis cromosómicos (cariotipo) y pruebas de enfermedades infecciosas, pero no siempre incluyen secuenciación genómica completa. Expertos recomiendan ampliar estas pruebas para detectar mutaciones raras, según un estudio de Revista Médica Clínica Las Condes (2020).
Concienciación y anonimato:
La popularidad de pruebas de ADN, como las de 23andMe, ha desafiado el anonimato de los donantes, según The New York Times (2019). Esto facilita que los descendientes descubran su origen, pero también aumenta el riesgo de relaciones no deseadas entre medios hermanos.
Conclusión informativa
La donación masiva de esperma representa un desafío para la salud pública debido a los riesgos de endogamia, transmisión de enfermedades genéticas y reducción de la diversidad genética. Aunque las regulaciones están mejorando, la cooperación internacional y avances en pruebas genéticas son esenciales para proteger a las futuras generaciones.