El terremoto de 7,8 grados que azotó Ecuador el 16 de abril de 2016 dejó graves daños en la infraestructura de la Cruz Roja en Manabí. La edificación, situada en el centro de Portoviejo, es un ícono patrimonial de la ciudad, lo que impide su demolición.
Según Nelson Muñoz Tuma, presidente provincial de la Cruz Roja, los estudios realizados determinaron que la rehabilitación del edificio requiere una inversión de entre 900 mil y un millón de dólares.
Estos recursos permitirían restaurar la estructura y devolverle su funcionalidad para actividades humanitarias. Los análisis estructurales, financiados previamente por la institución, confirmaron la viabilidad de la rehabilitación, pero la falta de fondos ha retrasado el proceso.
Mientras tanto, la Cruz Roja ha enfrentado limitaciones operativas, ya que el edificio no puede ser utilizado en su estado actual. La institución ha tenido que adaptarse a estas circunstancias, reorganizando sus operaciones para seguir brindando servicios a la comunidad.
Impacto en las operaciones humanitarias
La inactividad del edificio ha obligado a la Cruz Roja de Manabí a arrendar espacios alternativos. Según Muñoz, se han alquilado locales para almacenar la bodega humanitaria, guardar vehículos y alojar a voluntarios provenientes de otros cantones y provincias.
Estas medidas han generado gastos adicionales que afectan el presupuesto de la organización, cuya misión principal es brindar ayuda humanitaria en situaciones de emergencia.
La bodega humanitaria, esencial para almacenar insumos médicos y de primera necesidad, es una de las áreas más afectadas por la falta de un espacio propio.
Asimismo, la necesidad de alquilar instalaciones para vehículos y voluntarios ha limitado la capacidad de la institución para operar con la eficiencia deseada.
A pesar de estas dificultades, la Cruz Roja sigue cumpliendo con sus labores, apoyándose en la colaboración de sus voluntarios y en recursos limitados.
Búsqueda de financiamiento internacional
Para enfrentar el desafío económico, la Cruz Roja Ecuatoriana ha iniciado una campaña para recaudar fondos a nivel internacional. Sin embargo, Nelson Muñoz Tuma señaló que eventos como terremotos, la pandemia de COVID-19 y la actual crisis de inseguridad en el país han reducido las inversiones de organizaciones altruistas.
“Algunas instituciones nos han apoyado, pero los recursos son escasos”, afirmó. La institución mantiene una política de transparencia en sus procesos. Muñoz destacó que la Cruz Roja es una organización de “puertas abiertas” y rinde cuentas en todas sus actividades.
“Si alguien desea ayudarle a la Cruz Roja, las puertas de la institución están abiertas”, aseguró, invitando a donantes nacionales e internacionales a sumarse a la causa.
La búsqueda de financiamiento incluye gestiones con organismos internacionales y fundaciones que apoyan proyectos humanitarios. Sin embargo, la competencia por estos recursos es alta, y la Cruz Roja de Manabí enfrenta el reto de destacar su proyecto en un contexto global de múltiples crisis.
Contexto de la Cruz Roja de Manabí
La Cruz Roja de Manabí desempeña un rol clave en la respuesta a emergencias, desastres naturales y apoyo comunitario en la provincia. Su sede en Portoviejo, antes del terremoto, era un centro operativo para coordinar acciones humanitarias, capacitaciones y actividades de voluntariado.
La pérdida de funcionalidad de este edificio ha impactado directamente en la capacidad de la institución para responder con rapidez a las necesidades de la población.
El terremoto de 2016 dejó un saldo de más de 600 fallecidos en Ecuador, con Manabí como una de las provincias más afectadas. La rehabilitación del edificio no solo representa la recuperación de una estructura, sino también la restauración de un símbolo de solidaridad y servicio en la región.