La contaminación del aire causa aproximadamente 7 millones de muertes prematuras anualmente, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consolidándose como una de las mayores amenazas a la salud global. Este problema ambiental, que afecta especialmente a niños y comunidades vulnerables, ha llevado a la ONU a exigir medidas urgentes por parte de gobiernos, empresas y ciudadanos para mitigar su impacto. En este contexto, iniciativas locales y globales, lideradas en parte por la Generación Z, están promoviendo prácticas sostenibles desde el hogar para combatir esta crisis.

La OMS señala que la exposición prolongada a partículas contaminantes, como el PM2.5, contribuye a enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer de pulmón, siendo los niños y los ancianos los más afectados. Un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en 2021, respalda estas cifras al estimar que la contaminación atmosférica está vinculada a una de cada cinco muertes a nivel mundial. Este panorama subraya la necesidad de acciones inmediatas para reducir emisiones y fomentar estilos de vida sostenibles.

Acciones desde el hogar contra la contaminación

En respuesta a esta crisis, la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) ha emergido como un actor clave en la promoción de la sostenibilidad. Con acceso a información y una creciente conciencia ambiental, estos jóvenes lideran cambios a través de prácticas simples pero efectivas. 

Entre las recomendaciones destacan evitar el desperdicio de alimentos, fomentar el uso responsable del agua y la energía, promover el reciclaje, optar por medios de transporte sostenibles y consumir con criterio. Estas acciones, según expertos, no solo reducen el impacto ambiental, sino que inculcan valores de responsabilidad en las nuevas generaciones. “Educar a los niños en sostenibilidad es clave para transformar nuestra relación con el planeta”, afirma María Fernanda Corral, experta en educación ambiental de la Universidad San Francisco de Quito.

El rol de la educación y la acción colectiva

La infancia es un momento crucial para sembrar valores de cuidado ambiental. Según un informe de la ONU de 2023, las prácticas sostenibles adoptadas desde la niñez tienen un impacto duradero en las decisiones adultas. 

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, ha enfatizado que “la contaminación del aire es una crisis de salud pública que requiere acción coordinada”. Esto incluye políticas públicas para reducir emisiones industriales y fomentar energías renovables, junto con cambios individuales en el consumo y la movilidad. La bicicleta y el transporte compartido han ganado terreno en ciudades como Quito, donde la huella de carbono por vehículos es una preocupación creciente.

La crisis de la contaminación del aire no solo afecta la salud, sino también la economía y el medio ambiente. Según el Banco Mundial, las muertes prematuras por esta causa generan pérdidas económicas de hasta 5 billones de dólares anuales. En este contexto, la participación ciudadana, especialmente de las nuevas generaciones, es fundamental para revertir estas cifras.