Un estudio liderado por la Facultad de Medicina de Harvard y publicado en la revista Gut revela que mantener un estilo de vida saludable puede reducir de forma significativa el riesgo de desarrollar diverticulitis, una inflamación del colon que afecta a millones de personas en el mundo. La investigación demuestra que, incluso con predisposición genética, adoptar cinco hábitos saludables puede hacer una gran diferencia.
La diverticulitis, una afección intestinal común que puede requerir hospitalización e incluso cirugía, está influenciada tanto por factores genéticos como por hábitos cotidianos. Pero, ¿cuánto puede hacer una persona para prevenirla si ya tiene predisposición? Mucho, según lo confirma un nuevo estudio que analizó a más de 179.000 personas en Estados Unidos a lo largo de dos décadas.
Los investigadores diseñaron una puntuación de estilo de vida saludable (de 0 a 5) basada en cinco elementos: no fumar, mantener un peso saludable, realizar actividad física regular, consumir suficiente fibra y evitar carnes rojas o procesadas. Estos cinco factores demostraron tener un efecto protector, incluso en quienes portan genes que los harían más propensos a desarrollar la enfermedad.
Más de 10.000 casos nuevos de diverticulitis y hallazgos contundentes
Durante el seguimiento de 20 años, se detectaron 10.299 nuevos casos de diverticulitis. El análisis reveló que:
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Las personas con obesidad tenían un 44% más de probabilidades de desarrollar la enfermedad.
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Quienes fumaban presentaban entre un 13% y un 17% más de riesgo.
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Hacer ejercicio reducía el riesgo en un 16%.
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Una dieta alta en fibra bajaba el riesgo un 14%, mientras que una alta en carne roja lo aumentaba un 9%.
Cada punto extra en la puntuación de estilo de vida reducía el riesgo total en un 12%. Quienes obtenían la máxima puntuación (5 de 5) tenían un 50% menos de probabilidades de desarrollar diverticulitis que aquellos con una puntuación de 0.
¿Y la genética? No es una sentencia
En paralelo, los investigadores usaron una puntuación de riesgo poligénico (PRS) para medir la carga genética de la enfermedad. Como era de esperar, a mayor PRS, mayor riesgo. De hecho, por cada unidad de aumento en la puntuación genética, el riesgo subía un 58%, especialmente en personas menores de 60 años.
Pero aquí viene el dato más alentador: incluso quienes estaban en la categoría genética de mayor riesgo podían reducir hasta en un 50% su probabilidad de sufrir diverticulitis si mantenían un estilo de vida saludable.
Por ejemplo, una persona con alta predisposición genética pero con una puntuación de estilo de vida saludable de 4 a 5, presentaba un riesgo similar o incluso menor que otra con baja predisposición genética pero malos hábitos.
Prevención posible, incluso en los genes
El estudio también evaluó a más de 30.000 participantes en el Estudio de cohorte de la comunidad del sur (SCCS) y más de 36.000 personas con información genética disponible, confirmando los resultados. Además, los hallazgos fueron validados en una tercera base de datos: el Mass General Brigham Biobank.
Los investigadores concluyen que hasta 4 de cada 10 casos de diverticulitis podrían prevenirse con cambios de estilo de vida, sin importar la genética. “Nuestros datos sugieren con fuerza que un estilo de vida saludable puede mitigar significativamente el riesgo de diverticulitis, incluso entre quienes nacen con mayor susceptibilidad”, señalaron los autores.